CASA DE DORADO MONTERO

Coordenadas: 40°57’32″N 5°39’50″W

Como indica la placa de la fachada, Don Pedro Dorado Montero, “insigne penalista y catedrático”, vivió en una casa situada en la calle del Arroyo de Santo Domingo hasta su fallecimiento en 1919. Nacido en 1861, en el seno de una familia humilde, este jurista comenzó sus estudios en Béjar y llegó a ser catedrático de Derecho en la Universidad de Salamanca. Además de introducir en España el positivismo jurídico, que trata de separar la moral y el derecho, se considera que Dorado Montero fue pionero en el campo de la criminología. Este edificio fue construido para él y, tras su fallecimiento, uno de sus hijos donó a la Universidad tanto la casa como el archivo personal del catedrático. Tras ser restaurada, se convirtió en sede del Centro de Investigaciones Lingüísticas de la Universidad de Salamanca.

 

Especie destacada: olivo (Olea europaea)

Junto a la casa podemos encontrar varios olivos en una zona ajardinada que le dan aún más paz y armonía a una calle poco transitada. Aunque ninguno de ellos es de grandes proporciones, no pasan desapercibidos junto al bello y también discreto hogar de Dorado Montero.

Probablemente, no haya un árbol más mediterráneo, tanto desde el punto de vista del medio ambiente como desde el punto de vista cultural. El cultivo del olivo está ligado a las tradiciones, a las costumbres y a la alimentación de todos los pueblos que desde hace siglos se han congregado en torno al Mare Nostrum. Sus frutos, tanto las aceitunas como el aceite, son productos esenciales en esta región del mundo.

Como árbol, podría alcanzar grandes dimensiones, aunque estamos acostumbrados a ver ejemplares que no superan los tres o cuatro metros, una altura adecuada para su aprovechamiento agrícola. Destaca su grueso y corto tronco, con ramas largas y densamente pobladas por hojas perennes de entre dos y cinco centímetros de longitud. El olivo agradece la exposición al sol y es capaz de desarrollarse en suelos pobres y de resistir sequías.

En el aspecto cultural, estos árboles están cargados de simbología en las culturas griega y romana. Una rama de olivo no solo era símbolo de la paz (utilizado por los ejércitos tanto para ofrecer la paz a los enemigos como para pedirla si eras vencido) sino que se otorgaba como premio a los ganadores de los Juegos Olímpicos de la antigüedad. Aún hoy conservamos ese significado, que procede del arca de Noé, cuando este liberó un ave para ver si el diluvio había finalizado y días después volvió con una rama de olivo en el pico.

¿Sabes a qué pájaro nos referimos?