En 1869 la Plaza Mayor de Salamanca se llenó de árboles. En total 26 acacias a las que se sumaron tres años más tarde otras 65. Los responsables del Ayuntamiento Salmantino a finales del siglo XIX adornaron este espacio emblemático de nuestra ciudad siguiendo la moda francesa de la época. Los parques públicos eran un símbolo de modernidad. Casi un siglo más tarde, otra vez en aras del progreso, las losas de granito sustituyeron los parterres de flores. Y es que en 1954 el Consistorio decidió eliminar cualquier obstáculo que impidiese el acceso del tráfico rodado al corazón de la ciudad.

Pero a pesar del concienzudo trabajo de los obreros un pequeño árbol ha resistido escondido entre las piedras, los medallones, los arcos, los balcones y el gentío.