El CSIC y el Consejo Económico y Social de Castilla y León impulsan la transferencia de conocimiento en la comunidad

La delegada del CSIC participa en el programa de Audiencias Activas del CES (AUDACES) con la presentación ‘El CSIC como tractor del desarrollo socioeconómico en Castilla y León’

DICYT La Delegación Institucional del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Castilla y León y el Consejo Económico y Social de Castilla y León (CESCYL) han firmado un convenio de colaboración para fomentar la transferencia de conocimiento desde el ámbito de la investigación al entorno socioeconómico. Este protocolo pone el énfasis en el aprovechamiento de las infraestructuras científicas y la difusión de la investigación a través de programas de formación, jornadas, estudios e informes por parte de las dos instituciones.

“Desde el Consejo Económico y Social queremos potenciar nuestra presencia y participación en el ámbito de la investigación y la creación de conocimiento, que es un rasgo diferencial de nuestra comunidad autónoma. Tenemos un importante nivel de investigación y creación de conocimiento y tenemos que avanzar en la transferencia de ese conocimiento al sector económico, a la creación de empleo estable y de calidad y a la mejor prestación de los servicios públicos y sociales”, explicó en la el presidente del CES, Enrique Cabero.

Por su parte, la delegada institucional del CSIC en Castilla y León, Mar Siles Lucas, participó en el programa de Audiencias Activas del CES (AUDACES), con la presentación ‘El CSIC como tractor del desarrollo socioeconómico en Castilla y León’. Según explicó, la firma del convenio con el CESCYL puede ser “un punto de inflexión” en la transferencia de conocimiento en la región, desde los laboratorios al mundo económico. En ese sentido, el trabajo de los investigadores del CSIC, que está focalizado en áreas como la biomedicina, la agricultura y el medio ambiente, se alinea con la Estrategia RIS3 de la Junta de Castilla y León.

Apoyo a las necesidades del sector primario

Posteriormente, la delegada del CSIC mantuvo una reunión con los consejeros del CESCYL que representan a las organizaciones profesionales agrarias (ASAJA, UPA-COAG y Unión de Campesinos de Castilla y León, UCCL). En este encuentro, los participantes plantearon que la investigación científica que llevan a cabo centros como el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA, centro propio del CSIC) y el Instituto de Ganadería de Montaña (IGM, centro mixto del CSIC y la Universidad de León) contribuye a resolver problemas y abordar necesidades del sector primario, favoreciendo la innovación en el ámbito de la agricultura y la ganadería.

Siles, que también es directora del IRNASA, destacó los ensayos que se realizan en la Finca Experimental Muñovela de este centro de investigación, con proyectos nacionales e internacionales. Entre ellos, puso como ejemplo Ecopionet, una iniciativa pionera y muy aplicada de agricultura ecológica para apoyar a los productores que quieran cambiar de modelo. En cuanto a la investigación básica, “debe explotarse a través de una cadena de valorización de los resultados que den una salida a corto plazo a estos proyectos hacia el mundo económico”, afirmó. En esa conexión, el CESCYL puede ser un socio clave.

Fuente: Agencia DiCYT

“En Castilla y León tenemos los medios, el conocimiento y las infraestructuras para atraer talento científico”

Mar Siles, delegada institucional del CSIC en Castilla y León y directora del IRNASA, reflexiona sobre la necesidad de internacionalización de la ciencia y su imprescindible papel en la economía del futuro

DICYT – El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) es uno de los organismos públicos de investigación más importantes del mundo y su peso en la ciencia e incluso en la economía de Castilla y León es cada vez mayor. En los próximos años, los estudios científicos, la innovación y la transferencia de conocimiento van a ser claves para el desarrollo de áreas como la salud, la agricultura y el medio ambiente, sectores básicos para esta comunidad autónoma que, además, se corresponden con las áreas temáticas de los centros del CSIC.

En concreto, el CSIC cuenta con cinco centros en Castilla y León: el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA) es el único centro propio, mientras que los otros cuatro son institutos mixtos compartidos con universidades. El Centro de Investigación del Cáncer (CIC) y el Instituto de Biología Funcional y Genómica (IBFG) pertenecen también a la Universidad de Salamanca; el Instituto de Biología y Genética Molecular (IBGM), a la Universidad de Valladolid; y el Instituto de Ganadería de Montaña (IGM), a la Universidad de León. A esto hay que añadir las sedes del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) y del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), organismos que se han incorporado al CSIC y que tienen representación en la comunidad.

Mar Siles Lucas, delegada institucional del CSIC en Castilla y León, es la encargada de coordinar todo este entramado que busca la excelencia en un momento transcendental. La salida de la pandemia y la llegada de los fondos europeos Next Generation EU suponen una oportunidad y un enorme desafío para un territorio amenazado por la despoblación. En ese contexto, la investigación científica debe ser uno de los pilares fundamentales que ayude a transformar la sociedad y la economía. En una entrevista concedida a DiCYT, Siles reflexiona sobre cuestiones como la internacionalización y la atracción de más talento científico en beneficio de toda la región.


PREGUNTA. ¿Qué objetivos tiene el CSIC en Castilla y León en este momento?


RESPUESTA. Este año se renueva el plan de actuación cuatrienal para todo el CSIC y en línea con ese nuevo plan, queremos reforzar nuestras principales actuaciones: la investigación, la transferencia, la internacionalización, la divulgación y la ciencia abierta, entre otras. Los delegados territoriales y los directores de centros hemos trabajado en conjunto sobre este nuevo plan del CSIC, a través de grupos de discusión para preparar este nuevo periodo de cuatro años, para guiar la elaboración de nuestros planes estratégicos. En nuestra Delegación queremos centrarnos este año en la parte de internacionalización.


P. Es de suponer que la clave estará en la financiación.

R. Los cuatros centros reconocidos como estructuras de investigación de excelencia acaban de conseguir las ayudas para el apoyo a la internacionalización de la Junta. Son las unidades de excelencia del IRNASA, el IBFG y el IBGM; y el Centro de Investigación del Cáncer, que es Centro de Excelencia. A esto hay que añadir que la financiación lograda a nivel nacional ha registrado una tendencia al alza muy fuerte, sobre todo en el último año, las convocatorias de 2020 que se resolvieron en 2021. Contando únicamente a los investigadores que pertenecen al CSIC en Castilla y León, nuestros ingresos se acercan a los cinco millones de euros, lo que nos posiciona cerca de lo que ingresan a este nivel cada una de las dos grandes universidades, Salamanca y Valladolid. En las convocatorias regionales, el ratio de éxito del CSIC también va al alza.


P. ¿Los centros están preparados para subir nuevos peldaños en la escalera de la excelencia?

R. El objetivo es recibir financiación de excelencia a nivel nacional. En el caso del Centro de Investigación del Cáncer, recibir la acreditación como Centro de Excelencia Severo Ochoa. En el caso de las otras tres unidades de excelencia, lograr el reconocimiento como Unidad de Excelencia María de Maeztu. Este año ha salido una convocatoria de ambas financiaciones nacionales y la voluntad de todos los centros que tienen la financiación regional es prepararse o presentarse a esta convocatoria. Estas convocatorias son muy competitivas, pero precisamente la ayuda extra para internacionalización a nivel regional nos refuerza para ser competitivos a nivel nacional.


P. ¿Y cuáles son las carencias?

R. Probablemente, nos faltan dos cosas principales. Como decía antes, una de ellas es la internacionalización. El éxito en la convocatoria de las estructuras de excelencia de la Junta nos ayuda mucho en ese camino. Otra cosa que nos falta, a pesar de que las estadísticas indican que somos muy potentes, es la atracción de talento. En este caso, no hablo solo de atracción de talento internacional, sino en general. Esta región se ha caracterizado por tener una potencia investigadora muy fuerte durante bastantes años y de forma sostenida, con la aportación del CSIC. Sin embargo, nos falta una estrategia fructífera para llegar a investigadores excelentes y explicarles que aquí van a encontrar el ambiente adecuado para desarrollar una carrera igual de competitiva que en Cataluña, Madrid o Andalucía. Es un mensaje que le tenemos que transmitir tanto a los que están en formación como a los senior, incluyendo a los que llevan años fuera de España y vean una oportunidad de volver. Tenemos que convencerles de que aquí tenemos medios, conocimiento, financiación e infraestructuras.


P. ¿Alguna idea para atraer ese talento?

R. Voy a poner el ejemplo del IRNASA, del que también soy directora. Gracias a que conseguimos ser Unidad de Excelencia, tenemos una estrategia definida, de abajo hacia arriba. El primer año, que fue el año pasado, lanzamos una convocatoria para contratos predoctorales e incorporamos a siete personas que ya han solicitado nuevas ayudas, como las FPU. En nuestro caso, hay un hueco entre esa parte, la más básica, y los investigadores senior. Las convocatorias Juan de la Cierva y Ramón y Cajal son las principales vías de atracción de talento a través de contratos públicos para rellenar este hueco, y el CSIC está intentando premiar a quienes las obtienen, ofreciendo ventajas concretas como incentivos a la investigación, espacios e infraestructuras, y posibilidades de una carrera ‘tenure track’ clara. Pero hay mucha competencia.


P. Pero el CSIC es la institución científica más potente de España…

R. Sí, el CSIC está en pleno auge de atracción de excelencia y tiene estructuras propias muy destacadas, como las Plataformas Temáticas Interdisciplinares o PTI. La más conocida es la de PTI Salud Global dedicada a COVID-19, con más de 200 investigadores de todas las disciplinas, entre los que me encuentro. Hay una interacción real y ese es un aspecto muy particular del CSIC, permite a los investigadores excelentes tener un entorno de trabajo más interesante y competitivo. Además, en estas PTI se está invirtiendo dinero de los fondos europeos Next Generation EU, así que en los próximos años atraerán a los mejores investigadores.


P. Precisamente, hay muchas expectativas con respecto a esos fondos de recuperación. ¿Van a cambiar la ciencia española?

R. Ya se están utilizando para las nuevas convocatorias y la nueva Ley de la Ciencia, que está en borrador, debe conllevar también una mayor inversión apoyándose en estos fondos. En Castilla y León tendremos muchas oportunidades. Por ejemplo, el Campus Agroambiental de Salamanca, donde se ubicará el IRNASA, puede salir beneficiado. Los investigadores tienen que ser lo más dinámicos que sea posible para obtener esos fondos. No deberíamos perder esta oportunidad, porque tenemos la fortaleza necesaria para solicitarlos y para ejecutarlos.


P. La “España vacía” de la que tanto se habla ahora, ¿puede progresar sin I+D+i?

R. Rotundamente no. Es clave en todos los sectores, desde la digitalización a la agricultura. En este ámbito, los fondos de recuperación van a propiciar un cambio mental y productivo, donde Castilla y León tiene ya un largo camino recorrido. La calidad de nuestros productos es indudable y somos la comunidad de extensivo por excelencia. Hay otras cuestiones importantes para el desarrollo económico, como el comercio exterior, que en principio no nos atañen como investigadores, pero lo cierto es que tiene que haber una conexión muy fuerte entre I+D+i y todos los aspectos económicos.


P. ¿Pero cree que la sociedad o las administraciones públicas son conscientes del papel que tiene el CSIC en la economía regional?

R. Nuestros institutos están muy relacionados con las consejerías de Educación, Economía, Agricultura y Sanidad. Sabemos que son conscientes del papel del CSIC y de que el retorno que obtenemos por cada investigador es muy elevado con respecto a otras instituciones. El CSIC tiene una gran importancia en los indicadores de I+D+i a nivel regional, y ahora todavía más, porque se han incorporado el IGME y el INIA. En general, nuestra fuerza es enorme dentro de la comunidad y espero que las autoridades sean conscientes, porque estamos trabajando dentro de todos los temas importantes de la RIS3, la Estrategia Regional de Investigación e Innovación para una Especialización Inteligente, y nuestra voluntad es apoyar al máximo el desarrollo futuro de nuestra comunidad autónoma.


P. ¿La relación con las empresas sigue siendo una asignatura pendiente?

R. La transferencia de conocimiento es muy importante, pero por las vías clásicas parece tener un recorrido muy corto. Estamos intentando idear nuevas estrategias para hacer que sea más dinámica. La Consejería de Educación está haciendo un esfuerzo a través de iniciativas como el programa T-CUE, pero creo que nosotros tenemos que proponer e implementar alternativas que sirvan de apoyo.

Un proyecto europeo estudia incrementar la diversidad de cultivos para luchar contra el cambio climático

El IRNASA analizará muestras de suelos sometidos a diferentes prácticas agrícolas para ver cómo influyen en la diversidad de hongos y bacterias, que a su vez contribuyen a capturar carbono

DICYT El Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA, centro propio del CSIC) participa en un nuevo proyecto europeo que se enmarca dentro del programa EJP SOIL, un consorcio que busca mejorar la gestión de los suelos agrícolas, de manera que contribuyan a resolver problemas como el cambio climático y la seguridad alimentaria. En concreto, la iniciativa que ahora se pone en marcha se encargará de estudiar el papel que puede tener la diversidad de cultivos durante los próximos cuatro años.

Prácticas como la rotación, con alternancia entre leguminosas y cereales, son habituales en el campo, pero los investigadores quieren probar también cuál es el efecto de otras propuestas, como la siembra de distintas especies vegetales en un mismo campo de cultivo. Con una mayor variedad, “los residuos orgánicos que se aportan al suelo serían más diversos y nuestra hipótesis es que esto repercutiría en el microbioma, en forma de una mayor diversidad de hongos y bacterias, y en la acumulación de carbono”, explica a DiCYT Ángel Valverde Portal, científico del IRNASA que participa en el proyecto.

El objetivo es que los suelos retengan carbono para que este disminuya en la atmósfera, de manera que se reduzca el efecto invernadero y, por lo tanto, la agricultura también contribuya a frenar el cambio climático. “La hipótesis fundamental con la que trabajamos es que la diversidad, tanto de materia orgánica como de los microorganismos que la acompañan, va a aumentar el secuestro del carbono”, apunta el científico. Si los cultivos son variados, habrá una mayor cantidad de microbios que degradan, precisamente, esa materia orgánica, contribuyendo a que el CO2 no se libere en la atmósfera, sino que quede almacenado en el suelo durante más tiempo.

Aunque todavía quedan muchos detalles por cerrar, los científicos trabajarán con cultivos habituales, como la avena, el trigo, la cebada o el maíz. La fertilización y el resto de las prácticas agrícolas serán las habituales, pero en lugar de sembrar una sola variedad de estos cultivos, “las semillas podrían estar compuestas de cuatro o cinco variedades de la misma especie”. Además de buscar esa mayor diversidad de la materia orgánica y de microorganismos, esta propuesta tiene otras implicaciones que pueden resultar beneficiosas para la rentabilidad del campo. “Cuando tienes una sola variedad, te la juegas a una carta, porque en función de sus características, la cosecha puede ser buena o mala un determinado año según las condiciones meteorológicas”, señala Valverde. En cambio, al trabajar con varias aumentan las opciones. “Quizá una de ellas ofrezca poco rendimiento si viene el año seco, pero otras más adaptadas a la sequía, aumentarían los beneficios”, comenta.

En otros casos, la propuesta es que en lugar de dejar una tierra en barbecho (una práctica agrícola tradicional que implica no sembrar para que el terreno se recupere), se podría optar por cultivos de cobertura, que ayudan a que no haya tanta erosión. De esta forma, a la hora de volver a sembrar el cultivo de interés agronómico, también habría aumentado la diversidad microbiana del suelo, ya que a los microorganismos les viene bien que haya mayor diversidad de plantas. Otra posibilidad es combinar diferentes tipos de cultivo dentro de una misma finca.

La labor del IRNASA será realizar el análisis de las muestras de suelos para determinar, precisamente, cuál es la diversidad de hongos y bacterias en cada caso. Otros socios del proyecto realizarán los ensayos en fincas experimentales, aunque aún está por decidir dónde, ya que en esta colaboración internacional participan un total de ocho países, liderados por Suecia. De esta forma, en los resultados entrarán en juego diversas variables, al margen del tipo de cultivo, como el clima y las características de los suelos. Por eso, “los análisis estadísticos también serán fundamentales”, comenta el experto del IRNASA, “crearemos distintos modelos matemáticos para modular la influencia de distintos factores en el resultado final”.

Aunque el objetivo del proyecto se ciñe al estudio de estos factores dentro de una agricultura tradicional, los científicos tienen en cuenta que aumentar la diversidad microbiana también redunda en una mejora de la producción, de forma que haría falta menos fertilizante convencional, un elemento contaminante de aguas y suelos que, además, contribuye a disminuir la diversidad de microorganismos. “La fertilidad del suelo está unida a la diversidad microbiana, pero hay que tener en cuenta que la actividad agrícola más común, con tractores y mucho movimiento de tierras, es mala por ejemplo para los hongos, porque el micelio que se extiende por el suelo en forma de grandes redes se rompe con mucho laboreo”, destaca el investigador. En ese sentido, la tendencia actual implica manipular menos el terreno, realizando una agricultura de precisión a la hora de sembrar, evitando arar en exceso o quemar rastrojos.

En líneas generales, la agricultura tiene un efecto negativo sobre el cambio climático, ya que un bosque captura más carbono que un suelo dedicado a la actividad agrícola. Sin embargo, hay otra vertiente muy importante: hacen falta más alimentos en el mundo. Por eso, es necesario lograr que la producción agricultura sea más respetuosa con el medio ambiente. “La agricultura tradicional ha sido muy buena para la alimentación humana, pero desde el punto de vista medioambiental ha causado daños y proyectos como este buscan soluciones”, comenta el científico del IRNASA.

El proyecto apenas está dando sus primeros pasos, ya que la primera reunión ‘online’ se celebrará la semana que viene. En el futuro, es probable que uno de los encuentros presenciales tenga lugar en Salamanca. El resultado final de los estudios se plasmará en un documento para aconsejar a los agricultores qué prácticas son mejores.

De izquierda a derecha, Cristina Frade Lago, Virginia Gascón Galán, Ángel Valverde Portal y José Mariano Igual Arroyo.

El CSIC y el Reino Unido estrechan lazos para facilitar la transferencia de conocimiento en salud, agricultura y sostenibilidad en Salamanca

La Delegación Institucional del CSIC en Castilla y León y la Embajada Británica en Madrid realizan una visita a centros de investigación, empresas e instituciones para explorar oportunidades de colaboración

DICYT La Delegación Institucional del CSIC en Castilla y León ha presentado a la Embajada Británica en Madrid el ecosistema científico y tecnológico asentado en Salamanca y las oportunidades que ofrece como polo tractor para el desarrollo de negocios, formación e investigación en ámbitos como la salud humana, la sanidad animal, la biotecnología agroambiental y las tecnologías de la información. Instituciones, centros de investigación y empresas de Salamanca han explorado fórmulas de colaboración con el Reino Unido que podrían beneficiar a investigadores, emprendedores y pymes.

En la visita de trabajo han participado dos miembros de la Emabajada Británica, Shona Brown (Senior Trade and Investment Adviser) y Alejandra Cortés (Trade and Investment Adviser), que han recorrido diversos centros, compañías e instituciones acompañadas por la delegada institucional del CSIC en la comunidad, Mar Siles. Todas las partes destacaron la posible conjunción entre el mundo de la investigación y la innovación en el ámbito de la salud y la biotecnología agroambienlal y los inversores británicos interesados en estos sectores. Debido al Brexit muchas empresas británicas buscan lugares de referencia en Europa para operar con una mayor facilidad, pero esas nuevas sedes no se reducen solo a las grandes ciudades. Otros focos de generación de conocimiento puede ofrecer oportunidades interesantes para su expansión.

En el caso de Salamanca, la innovación en agricultura, ganadería, medio ambiente y sostenibilidad es una de las grandes bazas de crecimiento para los próximos años. Uno de sus puntos fuertes es el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA, centro propio del CSIC), que es Unidad de Excelencia de la Junta de Castilla y León. Además de contar con infraestructuras singulares, como la Finca de Experimentación de Muñovela, este centro de investigación aumentará su potencial con el traslado de su sede al nuevo Campus Agroambiental de Salamanca, un espacio clave situado en el recinto de La Platina que aglutinará las capacidades de investigación y la innovación en el sector primario de la ciudad y la provincia, incluyendo, la nueva Facultad de Ciencias Agrarias y Ambientales de la Universidad de Salamanca, entre otros proyectos.

Precisamente, el Campus Agroambiental fue una de las infraestructuras que destacó el alcalde, Carlos García Carbayo, en la visita que realizaron las representantes de la Embajada al Ayuntamiento de Salamanca. El primer edil también explicó los últimos proyectos que pretenden impulsar la instalación de empresas tecnológicas innovadoras en la ciudad, como la urbanización del sector de Peña Alta para el desarrollo de suelo industrial y la construcción del Puerto Seco. Asimismo, ambas partes abordaron la posible creación de una Soft landing Office en Salamanca para facilitar el proceso de internacionalización a aquellas pymes, start-ups o spin off salmantinas y británicas ligadas a las áreas de las distintas áreas de conocimiento.

En el ámbito de la investigación biomédica, las dos representantes de la Embajada Británica conocieron otro centro de excelencia, el Centro de Investigación del Cáncer (centro mixto del CSIC y la Universidad de Salamanca). Su director, Eugenio Santos, les mostró las instalaciones y les explicó las principales líneas de investigación de los diferentes laboratorios, que están muy relacionadas con la traslación del conocimiento a la práctica clínica, en conexión con el Hospital Universitario de Salamanca.

En este mismo contexto, conocieron la empresa biotecnológica Immunostep, que en los últimos tiempos ha logrado expandirse a través de distintos proyectos internacionales y posicionarse en el mercado de los productos de diagnóstico. Por ejemplo, recientemente y en colaboración con el CSIC, ha desarrollado un nuevo test serológico de anticuerpos de COVID-19 con una fiabilidad cercana al 100%. En el actual contexto británico, este tipo de proyectos resultan muy interesantes ante problemas como la falta de suministros.

En esa misma línea de interés por empresas punteras del sector biomédico, se incluyó una visita a MSD Animal Health en Salamanca, con la participación del delegado territorial de la Junta de Castilla y León en Salamanca, Eloy Ruiz Marcos, y el alcalde de Carbajosa de la Sagrada, Pedro Samuel Martín García. Entre otras cuestiones, conocieron el proceso de fabricación de vacunas animales, la revolucionaria tecnología Sphereon (vacunas en esferas completamente solubles, una tecnología patentada por esta compañía que solo se ha implementado en esta sede) y las exportaciones de productos.

Por último, la jornada se completó con la visita al Edificio de I+D+i de la Universidad de Salamanca para conocer los proyectos del Grupo BISITE y del AIR Institute. El enorme potencial de las nuevas tecnologías y, en particular de la inteligencia artificial, también será clave para el desarrollo de los sectores agroambiental y biomédico.

Foto de la visita de la Embajada Británica en Madrid al Centro de Investigación del Cáncer y a la empresa Immunostep.
Visita de la Embajada Británica en Madrid al Centro de Investigación del Cáncer y a la empresa Immunostep.

El CSIC muestra los secretos de la investigación en la Semana de la Ciencia en Castilla y León

Los centros del CSIC en la comunidad programan visitas, conferencias y competiciones, tanto presenciales como ‘online’, para públicos variados se acerquen a la ciencia, especialmente los escolares

DICYT La Semana de la Ciencia es una de los principales eventos de divulgación científica a lo largo del año. La premisa fundamental es acercar la ciencia a todos los públicos, estimular el gusto por el saber científico e incentivar la participación de los ciudadanos en cuestiones científicas mediante la realización de actividades. El contacto se materializa mediante talleres, exposiciones, visitas guiadas, jornadas de puertas abiertas, charlas y espectáculos. Dentro de la Semana de la Ciencia y la Tecnología del CSIC (que abarca todo el mes de noviembre, con más de 300 actividades en toda España) y de la XIX Semana de la Ciencia en Castilla y León (entre el 8 y el 14 de noviembre), los cinco institutos de la Delegación del CSIC en Castilla y León han programado diversas actividades.

IRNASA

El único centro propio del CSIC en la comunidad, el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA), incluye en su programación dos visitas temáticas en el centro y una charla-taller en un Instituto de Educación Secundaria, de manera que llegará a un amplio público compuesto por estudiantes de ciclos de FP, personal de laboratorio, estudiantes de Grado, estudiantes de Bachillerato y estudiantes de la ESO, entre otros.

La primera visita, titulada ‘Descubre el funcionamiento de un cromatógrafo de gases’, ha dado el pistoletazo de salida a las actividades este lunes, 8 de noviembre. Comenzó con una descripción teórica de los fundamentos de la cromatografía de gases para luego pasar a mostrar las partes que componen el sistema analítico. Una vez conocidos los fundamentos, se realizó una demostración del funcionamiento del equipo inyectando una muestra con una mezcla de diferentes ácidos grasos, para que los asistentes pudieran observar en vivo el proceso de separación y cuantificación de los mismos. La segunda visita, ‘Los microbios que viven en las plantas’, tendrá lugar el miércoles 10, y en ella se presentará la investigación dirigida a entender el papel de los microbios en la vida de las plantas, así como sus aplicaciones en agricultura. Además, incluirá una demostración de materiales relacionados con la investigación en un laboratorio, así como una demostración de experimentos en invernadero.

Por último, la charla-taller se realizará el 12 de noviembre con el título ‘Investigando cómo investigar: el análisis de suelos’ y tendrá lugar en el IES Albalat, en Navalmoral de la Mata (Cáceres). Tras mostrar una visión general del CSIC se trasladará el trabajo que se desarrolla en el IRNASA y las vías de formación y desarrollo profesional que ofrece el mismo. Como muestra de ese trabajo se realizará un taller en el que se llevarán a cabo algunos de los análisis que se realizan de manera habitual en el IRNASA para analizar muestras de suelo. En esta ocasión, se tomará una muestra del suelo de un huerto.

IBFG

El Instituto de Biología Funcional y Genómica, centro mixto del CSIC y la Universidad de Salamanca, organiza diversas actividades científicas. En su caso, serán entre el 12 y el 26 de noviembre. Este año, habrá tanto actividades ‘online’ como presenciales, todas con inscripción previa. Entre ellas, cabe destacar la titulada ‘Conoce a los científicos del IBFG’, presencial y destinada a mayores de 18 años, los 25 asistentes aprenderán cómo funciona la ciencia. Los propios investigadores explicarán de forma sencilla su trabajo los viernes 19 y 26 a las 16:30 en sesiones que durarán 90 minutos.

También destaca la ‘Yincana virtual 2021. De la bota a la bata: el apasionante camino del descubrimiento de fármacos’, una actividad online a través de Zoom que está dirigida a varios públicos. Se celebrará los jueves 18 y 25, a las 18:00 y con una duración de 120 minutos; para mayores de 18 años y para alumnos de y ESO y Bachillerato, respectivamente. Para cada una de las dos jornadas habrá un máximo de 25 plazas.


El IBFG también propone charlas on-line de divulgación científica, con una duración de 60 minutos, para alumnos de ESO y Bachillerato a través de Zoom. El viernes 19, a las 12:00, con el título ‘Apasiónate por la ciencia. Nuestras células también reciclan’; y el viernes 26, a la misma hora, ‘Apasiónate por la ciencia. Investigando el cerebro’. Para registrarse en estas actividades hay que acudir a la web del IBFG (https://ibfg.usal-csic.es/), donde también está disponible la visita virtual al centro.

CIC

Por su parte, en el Centro de Investigación del Cáncer (CIC, también mixto del CSIC y la Universidad de Salamanca) destaca la actividad ‘Ratones y medicina’, que predente mostrar cómo y por qué se investiga en biomedicina a día de hoy con modelos animales, sobre todo con ratones. En el debate se hará una breve introducción de bioética sobre la experimentación animal, para profundizar más en la materia, tras el debate, se hará una visita guiada al animalario de organismos modificados genéticamente (OMG) de la Universidad de Salamanca y al servicio de apoyo a la investigación del Centro de Investigación del Cáncer, el laboratorio de Patología Molecular Comparada. La actividad se desarrolla del 8 al 10 de noviembre y está abierta al público general, así como a grupos (homogeneos) de estudiantes de la ESO, Bachillerato y universitarios.  

IGM

En León, el Instituto de Ganadería de Montaña (centro mixto del CSIC y la Universidad de León) ha programado varias charlas bajo el título ‘¿Que es la investigación científica? ¿Hay que estudiar una carrera concreta para ser investigador/a?’. La directora del IGM, Pilar de Frutos, y los científicos Gonzalo Hervás y Julio Benavides charlarán con alumnos ESO, Bachillerato y Ciclos Formativos de varios institutos sobre las posibilidades de estudiar una carrera universitaria para dedicarse a la investigación científica. El objetivo primordial de la charla es ofrecer a los estudiantes de bachillerato una visión general de la carrera científica en España, con el fin de que conozcan una posible salida profesional al finalizar sus estudios universitarios. Asimismo, se explicará la investigación que desarrolla el IGM, con especial atención a la actividad científica de los ponentes. Se fomentará la charla amena, de modo que los estudiantes puedan participar y realizar numerosas preguntas a los conferenciantes.

IBGM

Finalmente, el Instituto de Biología y Genémica Molecular (IBGM, centro mixto del CSIC y la Universidad de Valladolid) organiza la conferencia divulgativa ‘100 años del descubrimiento de la insulina‘, el viernes 12 a partir de las 16:00 en la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid. El investigador Germán Perdomo explicará que el año 2021 marca el centenario del descubrimiento de la insulina, un hito que cambió nuestra forma de entender y tratar la diabetes. La insulina es uno de los mayores descubrimientos en la historia de la medicina, repleta de historias de colaboración, perseverancia y triunfo. El rápido desarrollo clínico de la insulina hizo que la diabetes de tipo 1 pasara de ser un diagnóstico mortal a una enfermedad crónica controlable médicamente. Un siglo después, los ecos de este hallazgo siguen reverberando, y continúan inspirando a los científicos en la búsqueda de nuevos tratamientos y una posible cura para la diabetes.

El IRNASA refuerza su apuesta por el talento científico de excelencia

Ainhoa Martínez Medina, investigadora del Programa de Atracción del Talento Científico, ha sido seleccionada como número uno de España en la categoría de ‘Ciencias agrarias y agroalimentarias’ de los contratos Ramón y Cajal

DICYT El Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA, centro propio del CSIC) refuerza su apuesta por la incorporación de talento científico gracias a las últimas resoluciones del Ministerio de Ciencia e Innovación, a través de la Agencia Estatal de Investigación (AEI), y del Ministerio de Universidades. La investigadora Ainhoa Martínez Medina ha sido seleccionada como número uno en la categoría de ‘Ciencias agrarias y agroalimentarias’ de los contratos Ramón y Cajal, mientras que una de las ayudas para la Formación del Profesorado Universitario (FPU) ha beneficiado a Marta López García, otra científica del centro. En línea con su plan estratégico como Unidad de Excelencia de la Junta de Castilla y León, el IRNASA logra consolidar y ampliar su plantel para seguir liderando proyectos innovadores en el ámbito de la agricultura y la ganadería.

Los contratos Ramón y Cajal son los más competitivos para la incorporación y consolidación de jóvenes investigadores en España. En este caso, Ainhoa Martínez Medina ha quedado primera en su categoría y esto supone que, además de conseguir un contrato durante cinco años, el CSIC sumará para su proyecto un programa de atracción de talento propio que aporta 150.000 euros y que está destinado a incorporar más personal. Ese primer puesto es un gran reconocimiento al currículo y a la trayectoria, porque valora la publicación de artículos, el liderazgo, la movilidad internacional o la colaboración con empresas, entre otras cosas. “Todo cuenta, incluida nuestra línea de investigación y su potencial”, explica la investigadora en declaraciones a DiCYT.

El objetivo de esta científica murciana es conseguir plantas de tomate que puedan resistir las plagas empleando microorganismos beneficiosos, sin los contaminantes pesticidas actuales, un conocimiento que después se puede aplicar a otros cultivos. Ainhoa Martínez llegó al IRNASA en 2019 gracias al Programa de Atracción del Talento Científico del Ayuntamiento de Salamanca. De hecho, este programa ha sido clave para su éxito en esta convocatoria, ya que “el problema que tenemos los ‘jóvenes científicos’, aunque ya tengamos 40 años, es que es muy difícil que puedas liderar un proyecto como investigador principal, porque es muy raro que te hagan contratos de más de dos años, mientras que los proyectos suelen durar tres o cuatro años como mínimo, así que es casi imposible que lleguemos a dirigir alguno como investigador principal”.

En cambio, el Programa de Atracción del Talento Científico le ha permitido ser investigadora principal y crear su propio grupo, con la contratación de otros dos investigadores postdoctorales y la realización de un proyecto para tres años y con una sólida financiación. En su opinión, el equipo que dirige en el IRNASA es magnífico: “Estamos sacando mucho trabajo para adelante, haciendo cosas muy interesantes y funcionando de forma muy eficiente”, asegura. Lo interesante del nuevo impulso que supone el contrato Ramón y Cajal es la posibilidad de sumar aún más personal con talento. “Los 150.000 euros son para contrataciones casi en su totalidad, así que podríamos incorporar a otro investigador posdoctoral, a alguien que haga su tesis y a algún técnico”, comenta.

Afrontar plagas con el microbioma de la dehesa

El propósito del grupo de investigación de Ainhoa Martínez, dentro de su trabajo con microbios que ayudan a las plantas a defenderse de las plagas, es contribuir a una agricultura más sostenible. “Pretendemos entender cómo funcionan los microorganismos del suelo para usarlos en biocontrol. Así, las plantas tendrán un sistema inmunitario más fuerte y podríamos prescindir de fitosanitarios. El ecosistema y la sociedad se verán beneficiados”, apunta.

Una de las partes más interesantes del proyecto es la realización de un modelo del comportamiento de los productos de control biológico basados en microorganismos. “Las condiciones del suelo y su manejo hacen que el funcionamiento sea muy variable”, señala. De hecho, el equipo tenía previsto realizar un experimento en diferentes lugares de Europa para ver cómo el clima podía afectar a su eficiencia, pero la pandemia hizo que se cancelara. En cambio, surgió un proyecto más local: “Estamos explorando el microbioma de la dehesa charra”, es decir, el conjunto de microorganismos propio de este ecosistema, “y entender cómo se puede utilizar para inducir resistencia en las plantas y ayudar a que los cultivos se adapten a diferentes tipos de estrés”.

Las plagas que trata de combatir este grupo de investigación del IRNASA son muy diversas. Por ejemplo, ‘Spodoptera exigua’, un insecto que se come las hojas; ‘Tuta absoluta’, que se conoce como la polilla del tomate y hace túneles en la planta; o la araña roja que también provoca grandes pérdidas en el campo. Además, los científicos trabajan con hongos patógenos como ‘Botrytis’, un patógeno aéreo que produce la podredumbre gris del tomate, y otro del suelo, ‘Fusarium’, que produce el marchitamiento vascular. La idea es trabajar con tomate por la importancia que tiene para la agricultura, pero que esa experiencia se pueda trasladar a otros cultivos de interés en Castilla y León. Aunque gran parte de los investigadores usa como planta modelo ‘Arabidopsis thaliana’, este equipo del IRNASA ha elegido el tomate porque, además de ser una buena herramienta para entender los mecanismos moleculares, tiene interés agrícola.

Vacunas para rumiantes

Por su parte, Marta López García ha logrado una ayuda FPU, que está destinada a que los investigadores realicen su tesis doctoral con un contrato por un periodo de cuatro años. En su caso, trabaja en parasitosis de la ganadería en un grupo liderado por Mar Siles y Javier González que se centra en el estudio del parásito ‘Fasciola hepatica’. “Afecta sobre todo al ganado pero también al ser humano”, explica, “y nosotros queremos contribuir al desarrollo de vacunas eficaces en rumiantes”, ya que se trata de uno de los principales problemas de la ganadería en España y en el mundo.

La investigación trata de establecer las bases moleculares y celulares de la relación que hay entre ‘Fasciola hepatica’ y su hospedador en las primeras etapas. El trabajo que va a realizar esta investigadora pasa por una aproximación ‘in vitro’ que consiste en poner en contacto al parásito con células del peritoneo y del hígado. Después, estudiará estas interacciones en un modelo de ratón. “Analizaremos qué proteínas varían en estos procesos”, lo que dará paso a un enfoque de edición genética, aplicando por primera vez la técnica CRISPR en ‘Fasciola hepatica’. “Las moléculas parasitarias elegidas podrán ser candidatos vacunales”, afirma.

Marta López García, investigadora del IRNASA.

Nuevos proyectos basados en microorganismos permiten avanzar hacia una agricultura más eficaz y sostenible

DICYT En el marco de la feria SALAMAQ 2021, la Diputación de Salamanca ha presentado hoy los resultados de los cinco ‘Proyectos de Investigación orientados a ofrecer soluciones tecnológicas al sector primario’ dentro de la III Convocatoria promovida por la institución provincial junto a la Universidad de Salamanca (USAL) y Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA-CSIC). Un ejemplo de las posibilidades que tiene la I+D+i en el campo son los proyectos presentados por la Unidad de Excelencia Agrienvironment sobre nuevos biofertilizantes basados en bacterias y hongos. Estas iniciativas no solo mejoran el rendimiento de los cultivos y la calidad de los productos, sino que permiten avanzar hacia una agricultura menos contaminante y más sostenible.

El presidente de la Diputación de Salamanca, Javier Iglesias; el rector de la Universidad de Salamanca, Ricardo Rivero; y el vicedirector del IRNASA-CSIC, Iñigo Zabalgogeazcoa, han estado presentes en el acto y han destacado la importancia de la colaboración entre distintas entidades y actores para que la I+D+i pueda ofrecer mejoras al campo. En ese sentido, además de los profesionales del campo y los investigadores, destaca el papel de las empresas del sector, que ayudan a la financiación y son clave para la transferencia de conocimiento. En ese sentido, el objetivo final es “trasladar el saber desde los laboratorios y las aulas a las explotaciones agrícolas y ganaderas de la provincia y avanzar de la mano de empresas interesadas en el desarrollo de estos proyectos”, resumió el presidente de la Diputación.

El proyecto liderado por Raúl Rivas, investigador del Grupo de Interacciones Planta-Microorganismo de la USAL y de la Unidad de Excelencia Agrienvironment, busca biofertilizantes bacterianos para sustituir a los fertilizantes químicos, teniendo en cuenta los problemas de contaminación medioambiental que provocan estos últimos. “Es lo que hemos visto este año en el Mar Menor”, explica el científico en referencia a la situación de la laguna costera murciana, que ha sido noticia al verse afectada por los abonos que emplea la agricultura industrial de la zona, provocando la muerte de miles de peces y otras especies.

Desde hace años, el aislamiento de bacterias del suelo que puedan ser beneficiosas para los cultivos es una de las principales líneas de investigación del grupo de Raúl Rivas. Ahora, este proyecto que cuenta con la financiación de la Diputación y la colaboración de las empresas Campal y Ceres Biotics, se centra en la búsqueda de biofertilizantes para cereales, con el objetivo de mejorar su producción en cantidad y en calidad. Los ensayos de campo incluyen cultivos de trigo y de maíz. Los primeros resultados con respecto al trigo son excelentes, ya que “mantenemos la producción, igualándola frente a los cultivos fertilizados y muy por encima frente a los cultivos sin fertilizar”, comenta el experto en declaraciones a DiCYT.

Además, gracias a este proyecto, los investigadores han comprobado que el trigo fertilizado gracias a las bacterias experimenta una mejora cualitativa, especialmente con respecto a ciertas propiedades nutricionales. “Algunas de ellas son requeridas para harina destinada a galletas, que tiene un mayor valor en el mercado”, destaca Rivas. El Grupo de Interacciones Planta-Microorganismo de Agrienvironment está enfocando su trabajo en cultivos de interés para la provincia de Salamanca, de manera que además de los cereales, ya está trabajando en otros alimentos, como las lentejas.

El hongo ‘Trichoderma’

Por su parte, Enrique Monte, investigador del Grupo de Fitopatología y Control Biológico de Agrienvironment, también presentó un proyecto relacionado con el trigo. Sin embargo, en este caso el microorganismo clave es el hongo ‘Trichoderma’. “Hemos seleccionado cepas que tenemos en la colección de este hongo que vive en el suelo y en la rizosfera de las plantas y ver cuáles eran capaces de colonizar la raíz del trigo eficazmente, siendo promotoras del crecimiento y bioestimulantes”, explica el científico.

Además, los investigadores querían saber si eran compatibles con los fertilizantes nitrógeno, fósforo y potasio (conocidos como fertilizantes NPK), que se aplican habitualmente a los cultivos extensivos de cereal. Para ello, establecieron una colaboración con la empresa salmantina Mirat Fertilizantes. En el cultivo de trigo, el fertilizante se aplica en dos momentos diferentes, en la preparación del campo antes de la siembra (abonado de fondo) y cuando el cultivo ya ha germinado. Muchos agricultores aplican una cantidad excesiva de producto en el primero, de manera que tienen demasiados gastos y contaminan más, porque la planta no lleva a absorber el fertilizante que sobra. “Hemos comprobado que cuando ‘Trichoderma’ se aplica en el abonado de fondo junto con los fertilizantes el rendimiento es mayor, y hemos barajado diferentes concentraciones para optimizar las cantidades”, apunta Monte. Los resultados han sido “muy buenos”, así que el proyecto ha sido un éxito y ahora la empresa, si lo desea, podrá desarrollar ahora un producto que combine los hongos y los fertilizantes.

También presentaron sus investigaciones José Sánchez, científico de la USAL del Instituto de Investigación en Agrobiotecnología (CIALE), sobre caracterización de productos de la colmena; Isabel Revilla, de la Escuela Politécnica Superior de Zamora de la USAL, sobre predicción de parámetros de calidad de productos del cerdo ibérico; y Carlos Palacios, de la Facultad de Ciencias Agrarias y Ambientales, sobre prácticas agropecuarias certificadas en agricultura ecológica, este último en colaboración con el IRNASA.

La Delegación Institucional del CSIC en Castilla y León muestra sus innovaciones en Salamaq 2021

Tres centros de investigación punteros en la Comunidad de Castilla y León acercarán sus proyectos al público visitante a lo largo de cinco días

CSIC/DICYT La Delegación Institucional del CSIC en Castilla y León participa en Salamaq 2021, feria agropecuaria que se celebra en Salamanca entre el 3 al 7 de septiembre y que ha sido inaugurada hoy por el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, acompañado por el ministro de Agricultura, Luis Planas. Este evento, referencia para el sector agroganadero español y del sur de Europa, incluye a 434 expositores de España, Francia y Portugal en más de 31.000 metros cuadrados.

La investigación científica y la innovación en agricultura y ganadería estarán muy presentes en el recinto ferial de la Diputación de Salamanca, que acoge el evento. Tres centros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Castilla y León directamente relacionados con el sector primario darán a conocer sus proyectos en el stand de la Delegación Institucional del CSIC en la comunidad: el IRNASA (Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca), el IBFG (Instituto de Biología Funcional y Genómica), también de Salamanca, y el IGM (Instituto de Ganadería de Montaña) de León.

A cada centro le ha sido asignado un día para presentarse: el sábado, el IRNASA compartirá con el público sus estudios relacionados con agricultura ecológica, análisis de suelos y parasitosis, entre otros temas; el domingo, los investigadores del IBFG nos hablarán de sus proyectos con levaduras, especialmente ligados con sus investigaciones sobre los procesos vinificación y panificación; y el lunes, el IGM expondrá sus tres líneas generales de investigación: nutrición y producción de herbívoros, sanidad animal y sistemas ganaderos y uso del territorio. Los dos días restantes de la feria, viernes y martes, estarán dedicados a presentar la actividad de estos tres centros del CSIC en Castilla y León en su conjunto.

Un microscopio conectado a una pantalla permitirá que el público pueda observar en directo muestras de parásitos, microorganismos o tejidos vegetales, entre otros materiales de interés. Los espectadores podrán tratar de adivinar qué están viendo en la pantalla o de resolver las preguntas que adornan el techo del stand en forma de pequeños paneles colgantes. Además, se reproducirán vídeos divulgativos para explicar el trabajo realizado por los tres centros de investigación y varios paneles y carteles proporcionarán información sobre la actividad del CSIC en general y su trabajo en el área de ciencias agrarias, y sobre los centros de investigación de la región. Este año, como respuesta a la excepcional situación sanitaria, los panfletos informativos han sido sustituidos por códigos QR, que permitirán a los espectadores acceder a los sitios web de los centros para obtener más información, y no se realizarán talleres que impliquen contacto físico por parte del público.


La Delegación Institucional del CSIC en Castilla y León participa en Salamaq 2021 en el marco del proyecto ‘Científicas y Cambio Global. Programación de la Red de Cultura Científica del CSIC’, que cuenta con la colaboración de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) del Ministerio de Ciencia e Innovación y está coordinado por el área de Cultura Científica del CSIC.

La nueva sede del IRNASA será un edificio autosostenible, moderno y funcional

El edificio que se ubicará en el nuevo Campus Agroambiental de Salamanca permitirá que el instituto del CSIC siga creciendo, con una mayor conexión el resto de la actividad investigadora agrícola, ganadera y medioambiental, y con toda la sociedad

DICYT La nueva sede del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanaca (IRNASA, centro propio del CSIC), que estará ubicada en el futuro Campus Agroambiental de Salamanca, será un edificio autosostenible, moderno y funcional. El proyecto arquitectónico elegido permitirá que este instituto de investigación agraria, ganadera y medioambiental pueda seguir creciendo en los próximos años en el recinto de La Platina, que también albergará la Facultad de Ciencias Agrarias y Ambientales de la Universidad de Salamanca.

La propuesta seleccionada encaja con “el IRNASA del futuro”, afirma en declaraciones a DiCYT la directora de este centro, Mar Siles, que también es delegada institucional del CSIC en Castilla y León. “Son unas instalaciones preparadas para un aumento de personal, ya que en estos últimos años estamos sumando nuevos científicos y técnicos”, destaca. Además, será un edificio singular que contribuirá a proyectar la imagen del centro, más conectado con el resto de la investigación científica de Salamanca y con la sociedad.

El nuevo IRNASA tendrá cuatro plantas, todas con una perspectiva muy funcional. La planta baja estará reservada para los servicios generales, como administración, gerencia, biblioteca y dirección. Además, incluirá un espacio polivalente destinado a la divulgación científica con un pequeño laboratorio a disposición de estudiantes y visitantes. El semisótano se utilizará albergará aquellos servicios científico-técnicos que por sus características tengan que estar más aislados del resto del edificio. Finalmente, las plantas primera y segunda serán laboratorios y despachos, aunque con una moderna disposición distinta a la habitual: paredes transparentes en los laboratorios, que darán una mayor sensación de amplitud y numerosos espacios comunes para favorecer la interacción entre el personal.

En este sentido, es clave la estructura del edificio, con dos patios interiores, lo que permitirá no solo dejar espacio para sendas zonas ajardinadas, sino también que todas las estancias interiores dispongan de luz natural. Todo ello contribuirá también al mejor aprovechamiento de los recursos y a su balance energético, de manera que será una construcción autosostenible.

Esta propuesta, elegida por una comisión del CSIC y del Ministerio de Ciencia e Innovación, ha resultado ganadora de entre la quincena que se presentaron al concurso. Aunque la pandemia provocó el retraso de algunos plazos administrativos, en los últimos meses se han cerrado todos los detalles. El gabinete de arquitectos de Madrid cuyo proyecto fue seleccionado ha conversado con los miembros del IRNASA sobre la incorporación de laboratorios e infraestructuras específicas que hay que añadir a los planos originales. Asimismo, se llevaron a cabo estudios geotécnicos sobre el terreno para estudiar la mejor ubicación, que finalmente será la parte alta de la parcela recientemente cedida por el Ayuntamiento de Salamanca al CSIC, denominada Q3, en La Platina. Ahora, el proyecto está siendo revisado por el CSIC y el siguiente paso será el concurso para elegir la empresa constructora.

El Ministerio de Ciencia e Innovación, a través de los fondos FEDER, y el propio CSIC han destinado siete millones doscientos mil euros al proyecto, al 50% cada institución. Además, “tenemos que agradecer el apoyo de la Junta de Castilla y León, la Diputación de Salamanca y el Ayuntamiento de la ciudad”, asegura Mar Siles, por su contribución a que la nueva macroestructura del Campus Agroambiental, en su conjunto, se haga realidad. El IRNASA-CSIC quedará más unido también a la Universidad de Salamanca, que participará en el Campus Agroambiental construyendo el nuevo edifico de la Facultad de Ciencias Agrarias y Ambientales en una parcela vecina a la del instituto del CSIC.

Las obras podrían comenzar al inicio de 2021 y el IRNASA confía en que puedan ejecutarse en un plazo de unos dos años, aunque el traslado final desde la actual sede (la calle Cordel de Merinas) llevará más tiempo, porque tras la construcción del edificio habrá que afrontar el equipamiento de los laboratorios y del resto de las estancias.

Fuente: Agencia DiCYT