El CSIC y el Reino Unido estrechan lazos para facilitar la transferencia de conocimiento en salud, agricultura y sostenibilidad en Salamanca

La Delegación Institucional del CSIC en Castilla y León y la Embajada Británica en Madrid realizan una visita a centros de investigación, empresas e instituciones para explorar oportunidades de colaboración

DICYT La Delegación Institucional del CSIC en Castilla y León ha presentado a la Embajada Británica en Madrid el ecosistema científico y tecnológico asentado en Salamanca y las oportunidades que ofrece como polo tractor para el desarrollo de negocios, formación e investigación en ámbitos como la salud humana, la sanidad animal, la biotecnología agroambiental y las tecnologías de la información. Instituciones, centros de investigación y empresas de Salamanca han explorado fórmulas de colaboración con el Reino Unido que podrían beneficiar a investigadores, emprendedores y pymes.

En la visita de trabajo han participado dos miembros de la Emabajada Británica, Shona Brown (Senior Trade and Investment Adviser) y Alejandra Cortés (Trade and Investment Adviser), que han recorrido diversos centros, compañías e instituciones acompañadas por la delegada institucional del CSIC en la comunidad, Mar Siles. Todas las partes destacaron la posible conjunción entre el mundo de la investigación y la innovación en el ámbito de la salud y la biotecnología agroambienlal y los inversores británicos interesados en estos sectores. Debido al Brexit muchas empresas británicas buscan lugares de referencia en Europa para operar con una mayor facilidad, pero esas nuevas sedes no se reducen solo a las grandes ciudades. Otros focos de generación de conocimiento puede ofrecer oportunidades interesantes para su expansión.

En el caso de Salamanca, la innovación en agricultura, ganadería, medio ambiente y sostenibilidad es una de las grandes bazas de crecimiento para los próximos años. Uno de sus puntos fuertes es el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA, centro propio del CSIC), que es Unidad de Excelencia de la Junta de Castilla y León. Además de contar con infraestructuras singulares, como la Finca de Experimentación de Muñovela, este centro de investigación aumentará su potencial con el traslado de su sede al nuevo Campus Agroambiental de Salamanca, un espacio clave situado en el recinto de La Platina que aglutinará las capacidades de investigación y la innovación en el sector primario de la ciudad y la provincia, incluyendo, la nueva Facultad de Ciencias Agrarias y Ambientales de la Universidad de Salamanca, entre otros proyectos.

Precisamente, el Campus Agroambiental fue una de las infraestructuras que destacó el alcalde, Carlos García Carbayo, en la visita que realizaron las representantes de la Embajada al Ayuntamiento de Salamanca. El primer edil también explicó los últimos proyectos que pretenden impulsar la instalación de empresas tecnológicas innovadoras en la ciudad, como la urbanización del sector de Peña Alta para el desarrollo de suelo industrial y la construcción del Puerto Seco. Asimismo, ambas partes abordaron la posible creación de una Soft landing Office en Salamanca para facilitar el proceso de internacionalización a aquellas pymes, start-ups o spin off salmantinas y británicas ligadas a las áreas de las distintas áreas de conocimiento.

En el ámbito de la investigación biomédica, las dos representantes de la Embajada Británica conocieron otro centro de excelencia, el Centro de Investigación del Cáncer (centro mixto del CSIC y la Universidad de Salamanca). Su director, Eugenio Santos, les mostró las instalaciones y les explicó las principales líneas de investigación de los diferentes laboratorios, que están muy relacionadas con la traslación del conocimiento a la práctica clínica, en conexión con el Hospital Universitario de Salamanca.

En este mismo contexto, conocieron la empresa biotecnológica Immunostep, que en los últimos tiempos ha logrado expandirse a través de distintos proyectos internacionales y posicionarse en el mercado de los productos de diagnóstico. Por ejemplo, recientemente y en colaboración con el CSIC, ha desarrollado un nuevo test serológico de anticuerpos de COVID-19 con una fiabilidad cercana al 100%. En el actual contexto británico, este tipo de proyectos resultan muy interesantes ante problemas como la falta de suministros.

En esa misma línea de interés por empresas punteras del sector biomédico, se incluyó una visita a MSD Animal Health en Salamanca, con la participación del delegado territorial de la Junta de Castilla y León en Salamanca, Eloy Ruiz Marcos, y el alcalde de Carbajosa de la Sagrada, Pedro Samuel Martín García. Entre otras cuestiones, conocieron el proceso de fabricación de vacunas animales, la revolucionaria tecnología Sphereon (vacunas en esferas completamente solubles, una tecnología patentada por esta compañía que solo se ha implementado en esta sede) y las exportaciones de productos.

Por último, la jornada se completó con la visita al Edificio de I+D+i de la Universidad de Salamanca para conocer los proyectos del Grupo BISITE y del AIR Institute. El enorme potencial de las nuevas tecnologías y, en particular de la inteligencia artificial, también será clave para el desarrollo de los sectores agroambiental y biomédico.

Foto de la visita de la Embajada Británica en Madrid al Centro de Investigación del Cáncer y a la empresa Immunostep.
Visita de la Embajada Británica en Madrid al Centro de Investigación del Cáncer y a la empresa Immunostep.

El IRNASA refuerza su apuesta por el talento científico de excelencia

Ainhoa Martínez Medina, investigadora del Programa de Atracción del Talento Científico, ha sido seleccionada como número uno de España en la categoría de ‘Ciencias agrarias y agroalimentarias’ de los contratos Ramón y Cajal

DICYT El Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA, centro propio del CSIC) refuerza su apuesta por la incorporación de talento científico gracias a las últimas resoluciones del Ministerio de Ciencia e Innovación, a través de la Agencia Estatal de Investigación (AEI), y del Ministerio de Universidades. La investigadora Ainhoa Martínez Medina ha sido seleccionada como número uno en la categoría de ‘Ciencias agrarias y agroalimentarias’ de los contratos Ramón y Cajal, mientras que una de las ayudas para la Formación del Profesorado Universitario (FPU) ha beneficiado a Marta López García, otra científica del centro. En línea con su plan estratégico como Unidad de Excelencia de la Junta de Castilla y León, el IRNASA logra consolidar y ampliar su plantel para seguir liderando proyectos innovadores en el ámbito de la agricultura y la ganadería.

Los contratos Ramón y Cajal son los más competitivos para la incorporación y consolidación de jóvenes investigadores en España. En este caso, Ainhoa Martínez Medina ha quedado primera en su categoría y esto supone que, además de conseguir un contrato durante cinco años, el CSIC sumará para su proyecto un programa de atracción de talento propio que aporta 150.000 euros y que está destinado a incorporar más personal. Ese primer puesto es un gran reconocimiento al currículo y a la trayectoria, porque valora la publicación de artículos, el liderazgo, la movilidad internacional o la colaboración con empresas, entre otras cosas. “Todo cuenta, incluida nuestra línea de investigación y su potencial”, explica la investigadora en declaraciones a DiCYT.

El objetivo de esta científica murciana es conseguir plantas de tomate que puedan resistir las plagas empleando microorganismos beneficiosos, sin los contaminantes pesticidas actuales, un conocimiento que después se puede aplicar a otros cultivos. Ainhoa Martínez llegó al IRNASA en 2019 gracias al Programa de Atracción del Talento Científico del Ayuntamiento de Salamanca. De hecho, este programa ha sido clave para su éxito en esta convocatoria, ya que “el problema que tenemos los ‘jóvenes científicos’, aunque ya tengamos 40 años, es que es muy difícil que puedas liderar un proyecto como investigador principal, porque es muy raro que te hagan contratos de más de dos años, mientras que los proyectos suelen durar tres o cuatro años como mínimo, así que es casi imposible que lleguemos a dirigir alguno como investigador principal”.

En cambio, el Programa de Atracción del Talento Científico le ha permitido ser investigadora principal y crear su propio grupo, con la contratación de otros dos investigadores postdoctorales y la realización de un proyecto para tres años y con una sólida financiación. En su opinión, el equipo que dirige en el IRNASA es magnífico: “Estamos sacando mucho trabajo para adelante, haciendo cosas muy interesantes y funcionando de forma muy eficiente”, asegura. Lo interesante del nuevo impulso que supone el contrato Ramón y Cajal es la posibilidad de sumar aún más personal con talento. “Los 150.000 euros son para contrataciones casi en su totalidad, así que podríamos incorporar a otro investigador posdoctoral, a alguien que haga su tesis y a algún técnico”, comenta.

Afrontar plagas con el microbioma de la dehesa

El propósito del grupo de investigación de Ainhoa Martínez, dentro de su trabajo con microbios que ayudan a las plantas a defenderse de las plagas, es contribuir a una agricultura más sostenible. “Pretendemos entender cómo funcionan los microorganismos del suelo para usarlos en biocontrol. Así, las plantas tendrán un sistema inmunitario más fuerte y podríamos prescindir de fitosanitarios. El ecosistema y la sociedad se verán beneficiados”, apunta.

Una de las partes más interesantes del proyecto es la realización de un modelo del comportamiento de los productos de control biológico basados en microorganismos. “Las condiciones del suelo y su manejo hacen que el funcionamiento sea muy variable”, señala. De hecho, el equipo tenía previsto realizar un experimento en diferentes lugares de Europa para ver cómo el clima podía afectar a su eficiencia, pero la pandemia hizo que se cancelara. En cambio, surgió un proyecto más local: “Estamos explorando el microbioma de la dehesa charra”, es decir, el conjunto de microorganismos propio de este ecosistema, “y entender cómo se puede utilizar para inducir resistencia en las plantas y ayudar a que los cultivos se adapten a diferentes tipos de estrés”.

Las plagas que trata de combatir este grupo de investigación del IRNASA son muy diversas. Por ejemplo, ‘Spodoptera exigua’, un insecto que se come las hojas; ‘Tuta absoluta’, que se conoce como la polilla del tomate y hace túneles en la planta; o la araña roja que también provoca grandes pérdidas en el campo. Además, los científicos trabajan con hongos patógenos como ‘Botrytis’, un patógeno aéreo que produce la podredumbre gris del tomate, y otro del suelo, ‘Fusarium’, que produce el marchitamiento vascular. La idea es trabajar con tomate por la importancia que tiene para la agricultura, pero que esa experiencia se pueda trasladar a otros cultivos de interés en Castilla y León. Aunque gran parte de los investigadores usa como planta modelo ‘Arabidopsis thaliana’, este equipo del IRNASA ha elegido el tomate porque, además de ser una buena herramienta para entender los mecanismos moleculares, tiene interés agrícola.

Vacunas para rumiantes

Por su parte, Marta López García ha logrado una ayuda FPU, que está destinada a que los investigadores realicen su tesis doctoral con un contrato por un periodo de cuatro años. En su caso, trabaja en parasitosis de la ganadería en un grupo liderado por Mar Siles y Javier González que se centra en el estudio del parásito ‘Fasciola hepatica’. “Afecta sobre todo al ganado pero también al ser humano”, explica, “y nosotros queremos contribuir al desarrollo de vacunas eficaces en rumiantes”, ya que se trata de uno de los principales problemas de la ganadería en España y en el mundo.

La investigación trata de establecer las bases moleculares y celulares de la relación que hay entre ‘Fasciola hepatica’ y su hospedador en las primeras etapas. El trabajo que va a realizar esta investigadora pasa por una aproximación ‘in vitro’ que consiste en poner en contacto al parásito con células del peritoneo y del hígado. Después, estudiará estas interacciones en un modelo de ratón. “Analizaremos qué proteínas varían en estos procesos”, lo que dará paso a un enfoque de edición genética, aplicando por primera vez la técnica CRISPR en ‘Fasciola hepatica’. “Las moléculas parasitarias elegidas podrán ser candidatos vacunales”, afirma.

Marta López García, investigadora del IRNASA.

La nueva sede del IRNASA será un edificio autosostenible, moderno y funcional

El edificio que se ubicará en el nuevo Campus Agroambiental de Salamanca permitirá que el instituto del CSIC siga creciendo, con una mayor conexión el resto de la actividad investigadora agrícola, ganadera y medioambiental, y con toda la sociedad

DICYT La nueva sede del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanaca (IRNASA, centro propio del CSIC), que estará ubicada en el futuro Campus Agroambiental de Salamanca, será un edificio autosostenible, moderno y funcional. El proyecto arquitectónico elegido permitirá que este instituto de investigación agraria, ganadera y medioambiental pueda seguir creciendo en los próximos años en el recinto de La Platina, que también albergará la Facultad de Ciencias Agrarias y Ambientales de la Universidad de Salamanca.

La propuesta seleccionada encaja con “el IRNASA del futuro”, afirma en declaraciones a DiCYT la directora de este centro, Mar Siles, que también es delegada institucional del CSIC en Castilla y León. “Son unas instalaciones preparadas para un aumento de personal, ya que en estos últimos años estamos sumando nuevos científicos y técnicos”, destaca. Además, será un edificio singular que contribuirá a proyectar la imagen del centro, más conectado con el resto de la investigación científica de Salamanca y con la sociedad.

El nuevo IRNASA tendrá cuatro plantas, todas con una perspectiva muy funcional. La planta baja estará reservada para los servicios generales, como administración, gerencia, biblioteca y dirección. Además, incluirá un espacio polivalente destinado a la divulgación científica con un pequeño laboratorio a disposición de estudiantes y visitantes. El semisótano se utilizará albergará aquellos servicios científico-técnicos que por sus características tengan que estar más aislados del resto del edificio. Finalmente, las plantas primera y segunda serán laboratorios y despachos, aunque con una moderna disposición distinta a la habitual: paredes transparentes en los laboratorios, que darán una mayor sensación de amplitud y numerosos espacios comunes para favorecer la interacción entre el personal.

En este sentido, es clave la estructura del edificio, con dos patios interiores, lo que permitirá no solo dejar espacio para sendas zonas ajardinadas, sino también que todas las estancias interiores dispongan de luz natural. Todo ello contribuirá también al mejor aprovechamiento de los recursos y a su balance energético, de manera que será una construcción autosostenible.

Esta propuesta, elegida por una comisión del CSIC y del Ministerio de Ciencia e Innovación, ha resultado ganadora de entre la quincena que se presentaron al concurso. Aunque la pandemia provocó el retraso de algunos plazos administrativos, en los últimos meses se han cerrado todos los detalles. El gabinete de arquitectos de Madrid cuyo proyecto fue seleccionado ha conversado con los miembros del IRNASA sobre la incorporación de laboratorios e infraestructuras específicas que hay que añadir a los planos originales. Asimismo, se llevaron a cabo estudios geotécnicos sobre el terreno para estudiar la mejor ubicación, que finalmente será la parte alta de la parcela recientemente cedida por el Ayuntamiento de Salamanca al CSIC, denominada Q3, en La Platina. Ahora, el proyecto está siendo revisado por el CSIC y el siguiente paso será el concurso para elegir la empresa constructora.

El Ministerio de Ciencia e Innovación, a través de los fondos FEDER, y el propio CSIC han destinado siete millones doscientos mil euros al proyecto, al 50% cada institución. Además, “tenemos que agradecer el apoyo de la Junta de Castilla y León, la Diputación de Salamanca y el Ayuntamiento de la ciudad”, asegura Mar Siles, por su contribución a que la nueva macroestructura del Campus Agroambiental, en su conjunto, se haga realidad. El IRNASA-CSIC quedará más unido también a la Universidad de Salamanca, que participará en el Campus Agroambiental construyendo el nuevo edifico de la Facultad de Ciencias Agrarias y Ambientales en una parcela vecina a la del instituto del CSIC.

Las obras podrían comenzar al inicio de 2021 y el IRNASA confía en que puedan ejecutarse en un plazo de unos dos años, aunque el traslado final desde la actual sede (la calle Cordel de Merinas) llevará más tiempo, porque tras la construcción del edificio habrá que afrontar el equipamiento de los laboratorios y del resto de las estancias.

Fuente: Agencia DiCYT