El Grupo de Contaminación de suelos y aguas: diagnóstico, prevención y/o remediación del IRNASA-CSIC ha participado en las VII Jornadas de la Red Española de Compostaje, celebradas en Salamanca del 5 al 7 octubre. En concreto, el Grupo ha presentado tres comunicaciones orales y dos comunicaciones en formato póster en el marco de esta reunión científica.
En la primera sesión, María José Carpio, investigadora contratada con cargo al proyecto BIOSCHAMP, expuso la comunicación oral ‘Efecto de la bioestimulación sobre la biomasa y estructura microbiana del sustrato de cobertura en el cultivo de Agaricus bisporus infectado artificialmente con Lecanicillium fungicola’. Este trabajo pertenece al proyecto EU H2020 BIOSCHAMP, Grant Agreement No. 101000651.
En la segunda sesión, la investigadora del IRNASA-CSIC Sonia Rodríguez Cruz presentó las comunicaciones en formato poster ‘Aplicación de fungicidas en suelos de viñedo: efecto de una enmienda orgánica en la disipación de Tebuconazol y Fluopyram’ y ‘Aplicación repetida de residuos postcultivo de champiñón en suelos de viñedo: efecto en parámetrosfisicoquímicos y bioquímicos del suelo’. Ambas comunicaciones se enmarcan en el trabajo del Grupo Operativo VITIREG, Viticultura Regenerativa (EU-FEADER-MAPA-Gobierno de la Rioja).
Finalmente, en la sesión del 7 de octubre Jesús Marín Benito impartió la comunicación oral ‘Acolchado y enmiendas orgánicas del suelo: efectos sobre la adsorción-desorción de herbicidas’, un estudio desarrollado dentro del proyecto JIN-Retos Sociedad (MICIU-AEI-FEDER); mientras que Jesús Gómez Ciudad presentó la comunicación oral ‘Efecto del compost sobre el crecimiento de trigo en condiciones adversas’, un trabajo que pertenece al proyecto RESHERSOIL de la convocatoria Retos de la Sociedad (MICINN, AEI).
Red Española de Compostaje
La Red Española de Compostaje (REC) tiene como objetivo proporcionar un espacio de colaboración entre los diferentes agentes interesados en la gestión sostenible de los residuos orgánicos. Desde el año 2008, organiza bienalmente sus jornadas que suponen un punto de encuentro y debate entre los participantes en la Red, con el fin último de rentabilizar el potencial investigador español en esta área de conocimiento e impulsar la transferencia de resultados a todos los sectores.
Las VII Jornadas, organizadas por la Facultad de Ciencias Agrarias y Ambientales de la Universidad de Salamanca, han tenido como hilo conductor la relación entre el compostaje y los objetivos de desarrollo sostenible.
El IRNASA-CSIC forma parte del Proyecto “CLU-2019-05 – Unidad de Excelencia IRNASA-CSIC”, financiado por la Junta de Castilla y León y cofinanciado por la Unión Europea (FEDER “Europa impulsa nuestro crecimiento”).
https://www.irnasa.csic.es/wp-content/uploads/2022/10/3.-VITIREG-JORNADAS-REC22-1-scaled.jpg25601920Cristina González Pedrazhttps://www.irnasa.csic.es/wp-content/uploads/2025/03/Copia-de-Diseno-sin-titulo-1.pngCristina González Pedraz2022-10-10 11:15:002023-03-16 10:09:53El IRNASA-CSIC presenta cinco trabajos en las VII Jornadas de la Red Española de Compostaje
El Grupo de Interacción Planta-Microorganismo del IRNASA-CSIC determina que Diaporthe, un hongo que se encuentra en las raíces de ‘Festuca rubra’, mejora las condiciones de las plantas en un contexto de salinidad
El Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA-CSIC) ha determinado que un hongo presente en las raíces de una planta que habita los acantilados marinos, Festuca rubra subsp. pruinosa, mejora el crecimiento y la tolerancia a la salinidad de dos especies vegetales de interés agronómico: el cereal tritordeum y la gramínea ray-grass inglés. La investigación se ha publicado en la revista científica ‘Frontiers in Plant Science’.
Festuca rubra subsp. pruinosa es una gramínea perenne adaptada a un fuerte estrés ambiental: habita acantilados rocosos marinos, donde el suelo y los nutrientes son muy limitados y la exposición a la salinidad es continua. Esto hace que sea un objeto de estudio muy interesante para la comunidad científica.
El Grupo de Interacción Planta-Microorganismo del IRNASA-CSIC profundiza en esta especie desde hace más de dos décadas. En concreto, centra su foco en los hongos endófitos –hongos que establecen relaciones simbióticas de mutualismo- que colonizan las raíces de Festuca rubra y que pueden tener un papel clave en la supervivencia de esta planta en un ambiente extremo.
Entre ellos se encuentra Diaporthe, un género de hongos conocido principalmente por sus especies fitopatógenas, pero que también engloba muchas especies con un estilo de vida endofítico que apenas han sido estudiadas. De hecho, en una investigación previa el equipo del IRNASA-CSIC encontró que las especies endófitas de Diaporthe son componentes principales del microbioma de las raíces de Festuca rubra, y que están presentes en alrededor del 50% de estas plantas.
“Pensamos que Diaporthe podía tener un papel importante en la tolerancia frente al estrés salino. Dado que la planta huésped es una gramínea silvestre, decidimos ver si Diaporthe se podía asociar a otras especies vegetales de interés agronómico y mejorar su rendimiento”, explica Beatriz Rodríguez Vázquez de Aldana, coordinadora del Grupo.
En la actualidad, el estrés salino es uno de los problemas más relevantes en la agricultura. Se estima que la salinidad de suelo impide el cultivo de aproximadamente 800 millones de hectáreas de tierra en todo el mundo. Un problema que puede ir en aumento ya que, además de la salinidad natural, la salinización del suelo puede deberse al uso de agua de riego en cultivos, “lo que hace que zonas que no eran salinas terminen convirtiéndose en ellas”, apunta la investigadora del IRNASA-CSIC.
Para determinar si Diaporthe puede mejorar las condiciones de las plantas en un contexto de salinidad, el equipo de investigadores ha aislado una cepa de las raíces de ‘Festuca rubra’ -la cepa EB4- y la ha inoculado en dos pastos agrícolas -el cereal tritordeum y la gramínea ray-grass inglés – en condiciones normales y en condiciones de estrés salino.
El experimento, realizado en el invernadero del IRNASA-CSIC, obtuvo unos resultados prometedores. La inoculación con Diaporthe promovió el crecimiento de ambas plantas, un 84 por ciento en el caso de tritordeum y 29 por ciento en el del ray-grass inglés. Los investigadores también determinaron las funciones fúngicas potencialmente relacionadas con esa promoción del crecimiento vegetal: la cepa de Diaporthe aumenta la disponibilidad y absorción de nutrientes y la producción de ácido indol 3-acético.
Con los resultados obtenidos en estos primeros experimentos, el equipo dará un paso más y trasladará los ensayos del invernadero al campo, en concreto a la Finca Experimental Muñovela, propiedad del IRNASA-CSIC. “El objetivo es que en el futuro pueda llegarse a una aplicación real en campo”, subraya Beatriz Rodríguez Vázquez de Aldana.
El trabajo se enmarca en el proyecto ENDOSYM (Comprendiendo el funcionamiento de la adaptación al estrés ambiental y promoción del crecimiento en plantas simbióticas con endófitos mutualistas Epichloë y Diaporthe) PID2019-109133RB-I00, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación (MCIN/AEI/10.13039/501100011033) y FEDER “Una manera de hacer Europa”; y también cuenta con el soporte del Proyecto “CLU-2019-05- Unidad de Excelencia IRNASA-CSIC, cofinanciado por la Junta de Castilla y León y la Unión Europea (FEDER, “Europa impulsa nuestro crecimiento”).
‘Festuca rubra’ en un acantilado. Créditos: Iñigo Zabalgogeazcoa
https://www.irnasa.csic.es/wp-content/uploads/2022/09/Festuca-rubra.-Creditos-Inigo-Zabalgogeazcoa.png755567Cristina González Pedrazhttps://www.irnasa.csic.es/wp-content/uploads/2025/03/Copia-de-Diseno-sin-titulo-1.pngCristina González Pedraz2022-09-12 13:44:252023-03-16 10:10:18Un hongo presente en una planta que habita acantilados tiene potencial para mejorar el crecimiento de cultivos
Se trata de las acuaporinas, unas proteínas que ejercen una función fundamental en la fisiología de las garrapatas
El estudio se ha centrado en ‘Ornithodoros moubata’, una especie de garrapata blanda distribuida por África Central, Meridional y Oriental que transmite la Peste Porcina Africana y la Fiebre recurrente humana
El equipo del IRNASA-CSIC ha diseñado un conjunto de 12 péptidos inmunogénicos para generar una vacuna capaz de bloquear las acuaporinas de esta garrapata
El Grupo de Investigación de Parasitosis de la ganadería y zoonosis parasitarias del IRNASA-CSIC ha identificado y caracterizado las acuaporinas de la especie Ornithodoros moubata como diana para generar una vacuna frente a esta garrapata, distribuida por África Central, Meridional y Oriental, que causa graves problemas a nivel ganadero y de salud humana. El trabajo se ha publicado en un número especial sobre garrapatas blandas de la prestigiosa revista ‘Pathogens’, del que los investigadores del IRNASA-CSIC Ana Oleaga y Ricardo Pérez Sánchez son editores invitados como referentes internacionales en este ámbito.
Ornithodoros moubata es una garrapata blanda transmisora de la Peste Porcina Africana (PPA), una enfermedad viral grave que afecta a los cerdos domésticos y silvestres y que constituye una seria amenaza para la ganadería porcina; y de la Fiebre recurrente humana (FRH), una enfermedad de etiología bacteriana, hiperendémica en los países de África oriental, como Tanzania, caracterizada por episodios repetitivos de fiebre en las personas y altas tasas de mortalidad perinatal.
Estas garrapatas viven en el interior de las madrigueras de sus hospedadores, que son principalmente los jabalíes verrucosos africanos (facocheros), pero también colonizan las viviendas humanas y los establos y se alimentan sobre las personas y los animales domésticos, principalmente los cerdos, a los que transmiten esas enfermedades.
“La presencia en el medio antrópico o doméstico de estas garrapatas dificulta enormemente la erradicación de la PPA y de la FRH en las zonas endémicas, incrementa el riesgo de reintroducción de la PPA en países de los que se erradicó ya, como España y Portugal, y favorece la endemización y la persistencia en los países que ha invadido más recientemente, como los caucásicos, Rusia, los países de Europa del Este, China o Vietnam, entre otros”, apunta el investigador del IRNASA-CSIC Ricardo Pérez Sánchez, primer autor del trabajo.
En la lucha contra las garrapatas, el método tradicionalmente empleado han sido los acaricidas químicos, pero estos productos presentan numerosos inconvenientes como el desarrollo de resistencias, la contaminación ambiental y su ineficacia frente a esta especie de Ornithodoros.
En este contexto el equipo del IRNASA-CSIC trabaja enfoques alternativos, como son el desarrollo de test diagnósticos y nuevas vacunas frente a estas garrapatas, que permitan localizar sus poblaciones, tenerlas vigiladas y eliminarlas si es posible, facilitando la prevención y el control de las enfermedades que transmiten.
Uno de los métodos alternativos más prometedores es el desarrollo de vacunas. “Estas vacunas están dirigidas a los hospedadores para generar en ellos una respuesta inmunitaria de anticuerpos frente a determinadas proteínas de las garrapatas que realizan funciones importantes. De esta forma, cuando la garrapata se alimenta del hospedador vacunado, junto con la sangre ingiere anticuerpos que neutralizan las funciones de la proteína diana y esto se traduce en daños significativos en la garrapata”, detalla Pérez Sánchez.
Las acuaporinas, unas dianas clave en las garrapatas
El trabajo recientemente publicado se centra en unas proteínas diana concretas, las acuaporinas. Estas proteínas se encargan de transportar agua a través de las membranas biológicas y ejercen un papel fundamental en diversos procesos fisiológicos vitales para la garrapata, incluyendo la alimentación de la misma.
“Cuando las garrapatas se alimentan ingieren cantidades enormes de sangre, hasta 200 veces su peso, que deben concentrar para poder digerir”, explica el investigador del IRNASA-CSIC. En esa concentración las garrapatas eliminan agua e iones y en ese proceso las acuaporinas tienen una función clave. “Las acuaporinas se expresan al menos en tres tejidos: el tubo digestivo, las glándulas salivales y las glándulas coxales, por lo que son dianas idóneas para vacunas, al ser fácilmente accesibles a los anticuerpos que se ingieren con la sangre del hospedador”, agrega.
El equipo del IRNASA-CSIC cuenta con datos del transcriptoma y del proteoma de las glándulas salivales y del intestino de Ornithodoros moubata obtenidos en proyectos previos. A través de data mining o minería de datos, identificaron más de 20 transcritos anotados como acuaporinas y seleccionaron siete que tenían marcos de lectura completos, es decir, que codificaban una acuaporina entera en O. moubata.
Tras amplificar, clonar y verificar por PCR que las secuencias obtenidas eran válidas, realizaron un análisis estructural y molecular con el objetivo de desarrollar modelos tridimensionales para determinar los dominios extracelulares, es decir, las partes de esas proteínas que están expuestas fuera de la célula, ya que es ahí donde los anticuerpos del hospedador pueden llegar más fácilmente.
Además, llevaron a cabo un análisis predictivo de la inmunogenicidad de las acuaporinas –su capacidad para generar respuestas inmunes-, en especial de esas partes extracelulares, y realizaron un análisis filogenético para caracterizar las siete identificadas. “Vimos que se agrupaban en cuatro clados. La homología de secuencia en cada clado era superior al 90 por ciento pero entre clados la homología era significativamente menor”, señala Pérez Sánchez. Todas ellas se expresaban en las glándulas salivales y en el intestino medio y solo tres en las glándulas coxales, unos órganos de excreción específicos de las garrapatas blandas.
Un conjunto de 12 péptidos inmunogénicos
Tras este estudio estructural, tridimensional e inmunogénico el equipo del IRNASA-CSIC concluyó que, para convertir las acuaporinas en dianas vacunales, lo más apropiado era diseñar péptidos inmunogénicos, péptidos capaces de generar anticuerpos específicos. Así, diseñaron un conjunto de 12 péptidos inmunogénicos para bloquear todas las acuaporinas identificadas.
“Si conseguimos boquear la función de todas las acuaporinas a la vez es muy probable que la vacuna ejerza un efecto protector intenso frente a esta garrapata. Si solo bloqueamos una o dos el efecto protector puede que se diluya, porque el resto de las acuaporinas quizás compensen la pérdida de función inducida por la vacuna”, precisa el investigador del IRNASA-CSIC, quien avanza que el próximo paso será un experimento de vacunación en conejos.
“Sinterizaremos estos péptidos y diseñaremos un experimento de vacunación para ver su eficacia real, para comprobar si inducen una respuesta de anticuerpos como hemos visto en el plano teórico. Una vez comprobado pondremos garrapatas en los animales inmunizados para ver el efecto de la vacuna sobre esas garrapatas”, añade.
También realizarán un estudio similar con otra garrapata blanda, Ornithodoros erraticus, sintetizarán nuevos péptidos y determinarán su protección frente a esta garrapata así como la protección cruzada que se pueda generar, lo que podría conducir a una vacuna de más amplio espectro.
Esta investigación ha sido financiada por el proyecto “RTI2018-098297-B-I00” (MCIU/AEI/FEDER, UE), subvencionado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER); así como por el proyecto “Unidad de Excelencia CLU-2019-05-IRNASA/CSIC”, concedido por la Junta de Castilla y León y cofinanciado por la Unión Europea (FEDER “Europa impulsa nuestro crecimiento”).
Referencia:
Pérez-Sánchez, R., Cano-Argüelles, A. L., González-Sánchez, M., & Oleaga, A. (2022). First Data on Ornithodoros moubata Aquaporins: Structural, Phylogenetic and Immunogenic Characterisation as Vaccine Targets. Pathogens, 11(6), 694. https://doi.org/10.3390/pathogens11060694
El IRNASA-CSIC ha realizado un estudio estructural, tridimensional e inmunogénico de las acuaporinas y ha concluido que, para convertir las acuaporinas en dianas vacunales, lo más apropiado es diseñar péptidos inmunogénicos.
https://www.irnasa.csic.es/wp-content/uploads/2022/07/Om.macho4_.png12801024Cristina González Pedrazhttps://www.irnasa.csic.es/wp-content/uploads/2025/03/Copia-de-Diseno-sin-titulo-1.pngCristina González Pedraz2022-07-11 16:12:452023-03-16 10:10:36El IRNASA-CSIC identifica una prometedora diana para generar vacunas frente a la garrapata ‘Ornithodoros moubata’
El IRNASA-CSIC acoge la reunión final del proyecto, dotado con más de 2,2 millones de euros
Durante cinco años, el proyecto ha tratado de convertir la dehesa en un sistema sostenible desde el punto de vista económico, social y medioambiental
El Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA-CSIC) acoge hoy la Conferencia Final del proyecto europeo LIFE Regenerate, que ha aplicado diversas técnicas y prácticas enmarcadas en la agricultura regenerativa para transformar la dehesa en un sistema sostenible desde el punto de vista económico, social y medioambiental. Así, durante cinco años, el equipo del proyecto se ha centrado en mejorar la calidad del suelo y la masa forestal, aumentar la biodiversidad, aplicar nuevas prácticas de pastoreo y reutilizar los restos de biomasa que se producen en las explotaciones de dehesa.
El proyecto LIFE Regenerate (Revitalización de sistemas agrosilvopastoriles mediterráneos multifuncionales utilizando prácticas dinámicas y rentables) tiene una dotación total de 2,2 millones de euros de los cuales 1,3 (60%) están financiados por el programa LIFE de la Comisión Europea. La iniciativa, coordinada por la Universidad de Extremadura, cuenta con otros cinco socios: el IRNASA-CSIC, la Universidad de Sassari (Cerdeña, Italia), las empresas IDForest y Volterra y la Fundación Naturaleza y Hombre.
José Luis Hernández Mulas, investigador del proyecto en el IRNASA-CSIC, detalla que la iniciativa aborda la problemática que vive actualmente la dehesa. Estos sistemas agrosilvopastoriles mediterráneos tienen una gran importancia social y económica en el sur de Europa, al fijar población rural y conservar recursos naturales, pero se encuentran en riesgo.
“Hay muchos factores que están influyendo en el decaimiento de la dehesa. Cada vez tenemos dehesas más antiguas y con menos renovación en cuanto a arbolado, con más extensión pero con menos mano de obra, también enfermedades como la seca o plagas como cerambyx que están originando que las explotaciones cada vez sean menos productivas y menos biodiversas”, precisa. A todo ello se suman los factores económicos, como el aumento de precios de los insumos y los costes energéticos, que han agravado la situación.
En este contexto, el proyecto LIFE Regenerate busca transformar el modelo actual de dehesa a través de prácticas de agricultura regenerativa, bajo la premisa de que estas importantes áreas pueden volverse autosuficientes y rentables si se realiza un uso eficiente de los recursos y se incorporan productos de valor añadido.
Para desarrollar este planteamiento, el equipo del proyecto ha puesto en marcha una serie de acciones en dos fincas demostrativas: la Finca Muñovela, propiedad del CSIC y gestionada por el IRNASA; y la Finca Caratzu, una propiedad privada situada en Oristano (Cerdeña, Italia).
En estas dos localizaciones, han ensayado técnicas como el pastoreo adaptativo multiparcela (AMP, por sus siglas en inglés). En la Finca Muñovela el equipo ha establecido pequeñas parcelas por las cuáles los animales van pasando de manera planificada. En cada una de ellas los animales permanecen 2-3 días hasta que son trasladados a la siguiente, evitando el pastoreo excesivo en un mismo área y proporcionando un tiempo de “descanso” al pasto que es clave para su regeneración.
Este tipo de pastoreo presenta diversas ventajas. Se reduce el sobrepastoreo, disminuye la dependencia de insumos externos y aumenta la rentabilidad económica, los suelos se encuentran más saludables –aumenta el almacenamiento de carbono-, mejora la producción de pastos y se suprime la maleza.
Un mayor aprovechamiento del agua
Otra de las acciones ensayadas durante el proyecto ha sido el diseño hidrológico ‘Keyline’ o de Línea Clave, una técnica de tratamiento de suelo que permite un mejor aprovechamiento del agua. Se desarrolló en Australia en los años 50 del siglo pasado y combina la captación y conservación del agua con técnicas de regeneración de la tierra. “Esta técnica se basa, primero, en realizar un diseño del terreno en función de las curvas de nivel. Se pretende elaborar un diseño de tal forma que, al pasar el arado, se tengan en cuenta las curvas de nivel para redistribuir el agua de lluvia que cae en la parcela”, explica el investigador del IRNASA-CSIC, quien añade que requiere un arado especial que ha sido adquirido con cargo al proyecto y que está sirviendo para reproducir la técnica en otras fincas de replicación.
Con esta práctica se reduce la erosión del suelo -el agua llega zonas donde no llegaría de forma natural-, se disminuye el anegamiento, aumenta la retención de agua y también de carbono y se incrementa la fertilidad del suelo, al facilitar a los microorganismos mejores condiciones de humedad, temperatura y flujo de aire sin necesidad de aportar fertilizantes químicos.
Una mejor gestión del arbolado
En cuanto a la gestión del arbolado, también en Muñovela se han realizado inoculaciones de varias especies de micorrizas, hongos del suelo que mejoran la absorción de agua y nutrientes por parte de las raíces, y que además ayudan al árbol a fortalecer sus defensas frente a organismos patógenos. Asimismo, se han regenerado árboles y también plantado nuevos ejemplares de fresno, quejigo, alcornoque, morera y majuelo, con el objetivo de diversificar los recursos forrajeros para el ganado y aumentar al mismo tiempo la biodiversidad.
Otra de las acciones del proyecto LIFE Regenerate se ha centrado en valorizar los restos de poda dentro de las explotaciones, lo que contribuye a reducir el aporte externo de forraje y crear fuentes alternativas de ingresos, por ejemplo, inoculando troncos con seta shiitake para obtener una producción comercial o generando biochar.
Finalmente, se han replicado las mejores prácticas en 20 fincas con más de 5.000 hectáreas en España, Italia y Portugal para demostrar que los modelos son efectivos.
Aunque el proyecto finaliza este mes de junio, el equipo iniciará posteriormente la fase ‘after-LIFE’, en la que seguirán avanzando en algunas líneas durante otros tres años.
El equipo del IRNASA-CSIC participante en el proyecto está compuesto por Ignacio Santa Regina, como investigador principal (IP), Álvaro Peix, Mariano Igual y el equipo de la Finca Muñovela, encabezado por Raquel Arroyo y José Luis Hernández Mulas.
Conferencia Final del proyecto LIFE Regenerate en el IRNASA-CSIC.Inoculación de trufa en la Finca Muñovela de Salamanca, una de las acciones del proyecto LIFE Regenerate.Entrada de la Finca Experimental Muñovela.Biochar generado en la Finca Experimental Muñovela.Arado especial para la aplicación del diseño hidrológico ‘Keyline’, una técnica de agricultura regenerativa.Vista aérea de la Finca Muñovela del IRNASA-CSIC, una de las dos fincas en las que se ha desarrollado el proyecto.Parcela de la Finca Muñovela en la que se ha aplicado el diseño hidrológico ‘Keyline’, una técnica de agricultura regenerativa.
https://www.irnasa.csic.es/wp-content/uploads/2022/06/Parcela-de-la-Finca-Munovela-en-la-que-se-ha-aplicado-el-diseno-hidrologico-Keyline-una-tecnica-de-agricultura-regenerativa-scaled.jpg14402560Cristina González Pedrazhttps://www.irnasa.csic.es/wp-content/uploads/2025/03/Copia-de-Diseno-sin-titulo-1.pngCristina González Pedraz2022-06-22 12:56:392023-03-16 10:10:41El proyecto europeo LIFE Regenerate busca reavivar la dehesa mediante prácticas de agricultura regenerativa
El IRNASA-CSIC forma parte del consorcio del proyecto SUPERA, que aplicará una nueva tecnología llamada ARN de interferencia para “apagar” genes específicos de microorganismos patógenos que causan graves daños en cultivos y bosques
La iniciativa cuenta con la financiación del Ministerio de Ciencia e Innovación (MCIN) y la Unión Europea a través de fondos Next Generation
Investigadores del Grupo de Interacción Planta-Microorganismo del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA-CSIC) trabajan en un proyecto nacional que busca soluciones innovadoras para controlar enfermedades de las plantas, en concreto, aquellas causadas por hongos y otro tipo de microorganismos denominados oomicetos.
El proyecto, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación (MCIN) y por la Unión Europea a través de los fondos Next Generation, está coordinado por Julio Javier Diez Casero, catedrático de la Universidad de Valladolid (UVa) en el Campus de Palencia, y cuenta con la participación de otras dos entidades, el centro tecnológico CARTIF y la empresa Idai Nature.
La base del proyecto es la utilización de una nueva tecnología llamada ARN de interferencia (RNAi), la cual permite “apagar” genes específicos mediante el empleo de pequeñas moléculas de doble cadena de ARN (dsRNA, por sus siglas en inglés). El objetivo es bloquear la expresión de algunos genes clave en los microorganismos patógenos para evitar que estos dañen a la planta.
En concreto, el proyecto se va a centrar en dos patógenos, el hongo Fusarium sp. y el oomiceto Phytophthora sp. El género Fusarium engloba a un grupo de hongos oportunistas ampliamente distribuidos en suelo y plantas, capaces de perjudicar gravemente a muchos tipos de cultivos, desde cereales a hortalizas, lo que produce pérdidas económicas importantes en la agricultura. Lo mismo sucede con Phytophthora, cuyas especies también son extraordinariamente dañinas para diferentes cultivos y bosques.
El principal reto tecnológico del proyecto es encontrar un “vehículo” eficaz para transportar esos dsRNA “silenciadores” de genes. Así, se probarán varios transportadores orgánicos, como liposomas artificiales y vesículas de membrana externa bacteriana, como posibles agentes de encapsulación que garanticen la durabilidad de los dsRNA en el campo, ya que el RNA se degrada con facilidad.
Los grupos de investigación de la UVa y CARTIF estudiarán y aplicarán estos transportadores y determinarán su potencial para controlar la infección de las plantas a través de las raíces o el sistema vascular, con el objetivo final de desarrollar un producto sostenible, eficaz y seguro para el manejo de enfermedades.
Evaluación del impacto ambiental
El proyecto dará un paso más con la evaluación agroecológica de los dsRNA. Así, el grupo investigador del IRNASA se encargará, finalmente, de determinar los efectos de los dsRNA en las poblaciones microbianas del suelo.
“En muchos estudios no se realizan este tipo de análisis, pero si el objetivo es llegar a comercializar el producto tiene que haber una evaluación del impacto ambiental. Queremos conocer esas implicaciones ecológicas desde el punto de vista microbiano. Si cuando se liberen los dsRNA van a tener una influencia en las poblaciones microbianas del suelo”, explica Ángel Valverde Portal, responsable del proyecto en el IRNASA-CSIC. “Las poblaciones de microorganismos del suelo cambian constantemente, el problema es que tras el uso de los dsRNA desaparezcan determinados microrganismos que realizan funciones importantes”, precisa.
Para realizar la evaluación del impacto ambiental se aplicarán enfoques bioquímicos y metagenómicos. Respecto al enfoque bioquímico, se medirán los perfiles de ácidos grasos característicos de determinados grupos microbianos para comprobar si hay un efecto y, en el caso de que lo haya, si es positivo, negativo o neutro.
En cuanto al enfoque metagenómico, permitirá realizar un estudio más detallado de los posibles cambios en las poblaciones microbianas. “Vamos a aplicar técnicas de secuenciación de última generación para investigar las poblaciones de bacterias, de hongos y de oomicetos. Esto nos permitirá ‘poner nombre’ a los microorganismos implicados”, agrega.
https://www.irnasa.csic.es/wp-content/uploads/2022/06/Hongo-del-genero-Fusarium-uno-de-los-patogenos-de-plantas-que-se-investigara-en-el-Proyecto-SUPERA-scaled.jpg17182560Cristina González Pedrazhttps://www.irnasa.csic.es/wp-content/uploads/2025/03/Copia-de-Diseno-sin-titulo-1.pngCristina González Pedraz2022-06-10 15:22:002023-03-16 10:10:56Un proyecto nacional busca soluciones innovadoras para controlar enfermedades de las plantas
Entre el 18 y el 20 de mayo se ha reunido en la Residencia Lucas Olazábal de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) en Cercedilla (Madrid), la Red de Investigación ‘Aprendiendo de la naturaleza: interacciones multitróficas para la protección de cultivos y bosques’ (Ref. RED2018-102407-T), financiada por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, en la que participa activamente el IRNASA-CSIC.
En la jornada, patrocinada por ARTAL Smart Agriculture, los grupos de la Red y algunas empresas presentaron sus objetivos e intereses y se mantuvo una dinámica y enriquecedora mesa de discusión Ciencia-Empresa. En esta, se generó un importante sustrato de confianza y se puso sobre la mesa la necesidad de cooperación entre ambos sectores, fundamental para el desarrollo de la agricultura. La Red espera que se mantengan las colaboraciones generadas y se traduzcan en nuevos proyectos conjuntos entre la academia y la empresa.
Esta Red de Investigación está formada por 11 grupos de científicos españoles pertenecientes a distintas universidades y organismos públicos de investigación, además del IRNASA y la propia UPM, las universidades Politécnica de Cataluña, Jaime I de Castellón, Castilla-La Mancha y Valencia; centros de investigación del CSIC (EEZ, CIB, IHSM y MBG) y comunidades cutónomas (IVIA), con el fin último de profundizar en el conocimiento del complejo entramado de la interacción planta-fitófago a través de la acción coordinada entre los grupos.
La Red tiene un interés especial en la transferencia del conocimiento y la cooperación con el sector privado, por lo que en la jornada del día 19 de mayo se celebró una reunión conjunta con la plataforma tecnológica BIOVEGEN y empresas como ARTAL, TRADECORP, BIOMAR, DF BLUE AGRO, CLEAN BIOTEC, PROBELTE, KOPPERT, FERTINAGRO BIOTECH y AGRIFOOD INNOVATIONS.
https://www.irnasa.csic.es/wp-content/uploads/2022/05/foto-cercedilla.png4381031Cristina González Pedrazhttps://www.irnasa.csic.es/wp-content/uploads/2025/03/Copia-de-Diseno-sin-titulo-1.pngCristina González Pedraz2022-05-26 11:27:202023-03-16 10:11:10El IRNASA-CSIC participa en una reunión con empresas en el marco de la Red ‘Aprendiendo de la naturaleza’
Este nuevo hábitat se ha descrito en el pavimento pedregoso del desierto del Namib (Namibia)
Los investigadores han hallado diferencias en la composición y estructura de las comunidades microbianas que habitan bajo rocas de la costa y del interior del desierto
El trabajo ha sido liderado por el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN), también del CSIC
En los desiertos, las condiciones ambientales son tan extremas que la vida encuentra en las rocas a excelentes aliados para salir adelante. Es el caso de las comunidades de microorganismos y líquenes que habitan en el pavimento pedregoso del desierto del Namib (Namibia), cuya composición y estructura espacial ha sido analizada recientemente por un equipo de investigación internacional liderado por el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN), y del que forma parte el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA), ambos del CSIC.
Gracias a este trabajo, se ha podido conocer cómo se organizan los microorganismos que se localizan bajo pequeños fragmentos de cuarzo del pavimento pedregoso (lo que se denomina colonización hipolítica, que crece entre la roca y el suelo) y mostrar por primera vez la presencia de líquenes en estos mismos hábitats.
“Para este trabajo muestreamos dos zonas del desierto namibio, la costa, donde son frecuentes nieblas costeras matinales, y áreas interiores, más áridas, para determinar las diferencias que existen entre las comunidades microbianas localizadas bajo guijarros de cuarzo en ambos ambientes. La sorpresa fue que en las zonas costeras, detectamos líquenes en la interfase roca-suelo”, explica la investigadora del MNCN Asunción de los Ríos.
Los líquenes son organismos que surgen de la simbiosis entre un hongo y, al menos, un componente fotosintético (es decir, capaz de realizar la fotosíntesis), un alga y/o una cianobacteria. La organización y estructura que adquiere esta asociación les confiere protección frente a la desecación y la alta radiación solar, haciéndolos excepcionalmente resistentes a distintas condiciones ambientales adversas y capaces de formar parte de ambientes extremos de todo el planeta.
En los líquenes hipolíticos descritos en este trabajo, la estructura está modificada respecto a los que crecen sobre la roca. En los líquenes hipolíticos las algas necesitan menos protección por parte de los hongos porque el cuarzo bajo el que se esconden las protege de la radiación ultravioleta. Bajo la roca, además de estar protegidos, los líquenes pueden retener mejor la humedad que proviene de la niebla o el rocío, favoreciendo su actividad.
En el desierto del Namib muchas de las rocas de cuarzo semitransparente del pavimento están colonizadas por la parte que está en contacto con el suelo, formándose bajo ellas una patina verde. “Ya se sabía que, en las zonas del interior del desierto, estas comunidades hipolíticas estaban mayoritariamente dominadas por cianobacterias. Con este trabajo, uno de los objetivos era evaluar si esta colonización hipolítica tenía una organización espacial y composición similar en las zonas costeras, donde los líquenes colonizan la superficie de las rocas, y en las zonas muy áridas del interior del desierto. Los datos obtenidos nos han permitido confirmar que hay muchas diferencias estructurales, especialmente por el desarrollo de líquenes bajo las piedras en la zona costera”, expone la investigadora del MNCN.
Un nuevo lugar donde buscar formas de vida
“Hemos demostrado, además, que la colonización hipolítica no es una extensión de los líquenes que crecen en la superficie dorsal (epilíticos), sino que hay especies concretas que dominan cada uno de los hábitats”, apunta Isaac Garrido, también del MNCN. “La composición de las bacterias presentes en las comunidades hipolíticas de ambas localizaciones también difiere taxonómica y funcionalmente”, agrega el investigador del IRNASA Ángel Valverde.
La descripción de este nuevo hábitat para líquenes pone de manifiesto la gran capacidad de adaptación de los microorganismos y la importancia de la niebla y el rocío en la colonización de áreas desérticas. Se aumenta así el registro de posibles lugares donde buscar formas de vida en ambientes extremos terrestres o incluso en otros planetas o satélites, ya que, si en ellos hay o hubo vida, lo más probable es que fuera también escondida.
A la izquierda se muestra una roca colonizada por ‘Stellarangia namibiensis’ en su superficie (liquen epilítico). A la derecha se aprecia una roca con uno de los recientemente descubiertos líquenes hipolítico (que crece entre la roca y el suelo) en su base, junto a su imagen de microscopía electrónica de barrido/Asunción de los Ríos
Referencia
A. de los Ríos, I. Garrido‐Benavent, A. Limón, E.D. Cason, G. Maggs‐Kölling, D. Cowan y A. Valverde. (2022) Novel lichen‐dominated hypolithic communities in the Namib Desert. Microbial Ecology. DOI: https://doi.org/10.1007/s00248-021-01812-w
Fuente: MNCN
https://www.irnasa.csic.es/wp-content/uploads/2022/05/Foto-1.png4771352Cristina González Pedrazhttps://www.irnasa.csic.es/wp-content/uploads/2025/03/Copia-de-Diseno-sin-titulo-1.pngCristina González Pedraz2022-05-18 17:53:282023-03-16 10:11:24Un investigador del IRNASA-CSIC participa en el descubrimiento de un nuevo hábitat de los líquenes
El IRNASA-CSIC coordina la parte española de una iniciativa que pretende recopilar datos de diversos países para mejorar la gestión de los suelos agrícolas
DICYT Varios centros españoles del CSIC, coordinados por el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA-CSIC), participan en un proyecto europeo que trata de evaluar el comportamiento de distintas materias orgánicas para mejorar la salud de los suelos dedicados a distintas prácticas agrícolas y mitigar el cambio climático. La iniciativa, que se denomina EOM4SOIL (External Organic Matter for Climate Mitigation and Soil Health), acaba de arrancar y tiene una duración de tres años.
El principal objetivo es mejorar las prácticas de gestión en el manejo de los suelos agrícolas, en particular, antes del procesamiento y en la aplicación de materias orgánicas que pueden ser muy variadas, desde lodos de depuradoras hasta compost vegetal. Con respecto al impacto que estas prácticas agrícolas tienen en el cambio climático, los investigadores evaluarán el balance neto del almacenamiento de carbono en el suelo y la emisión de gases de efecto invernadero, por ejemplo, en parcelas representativas de viñedos y cultivos herbáceos, a partir de las distintas materias orgánicas. En cuanto a la salud de los suelos, van a cuantificar los efectos de su aplicación a los suelos, incluida la posible contaminación.
“A veces los suelos agrícolas tienen contenidos de materia orgánica muy bajos, sobre todo en países del sur de Europa. Por eso, se enriquecen con enmiendas orgánicas para aumentar la fertilidad”, explica a DiCYT Sonia Rodríguez Cruz, investigadora del IRNASA responsable del proyecto en España. El trabajo que se va a desarrollar a lo largo del proyecto se centra en recoger datos de experimentos de larga duración que se están llevando a cabo en Europa al menos desde hace cinco años, aunque algunos superan los 20. Durante todo este tiempo han aplicado distintas materias orgánicas a distintos suelos y cultivos y ahora es el momento de recopilar toda la información disponible sobre la evolución de estos suelos. “En estos ensayos se recogen tanto parámetros físico-químicos del suelo como parámetros biológicos, por ejemplo, sobre la estructura de las comunidades microbianas del suelo. La idea es recopilar todo en una base de datos”, explica.
Este proyecto, que se enmarca del programa H2020-EJP SOIL, cuenta con 14 socios distintos distribuidos por varios países de Europa (Francia, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Italia, Suecia, Suiza, Lituania, Turquía, Austria y España) y está liderado por los científicos franceses del Instituto Nacional de Investigación en Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (INRAE). Por parte de España, participan cinco centros del CSIC. El IRNASA-CSIC aporta los datos de experimentos de larga duración que se han realizado durante años en la finca de Muñovela con compost vegetal y sustrato postcultivo de champiñón recompostado. “Hemos ido midiendo datos tanto físico-químicos como biológicos a lo largo del tiempo y comprobando que eran útiles tanto para suelos de viñedos, que son muy pobres en materia orgánica, como para suelos cultivados con cereales”, comenta la investigadora.
El Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino (ICVV-CSIC) de La Rioja tiene datos similares de otros ensayos. Por su parte, el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla (IRNAS-CSIC) cuenta con estudios que miden las emisiones de CO2 en relación a distintos tipos de materias orgánicas. El Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria de España (INIA-CSIC) se centra en los contaminantes orgánicos presentes en las enmiendas que se aplican a los suelos. Finalmente, el Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS-CSIC) de Murcia está al cargo de la base de datos de las enmiendas orgánicas.
Los resultados van a servir para realizar modelos con recomendaciones para los agricultores acerca de las materias orgánicas más adecuadas en cada tipo de suelo y para cada tipo de cultivo, teniendo en cuenta las dosis específicas y otros detalles y factores asociados. A esta información, que se extraerá de la puesta en común de los datos disponibles en toda Europa, habrá que añadir la que salga de otra parte experimental con materias orgánicas que se consideren novedosas. Para comprobar sus efectos, también se aplicarán al campo y se medirán diversos parámetros.
El tipo de materia orgánica que se aplica es diferente según los distintos países. En general, en España se utilizan materias orgánicas compostadas, como por ejemplo compost vegetal o compost de estiércol. En el norte de Europa es común la aplicación de biochar, un producto orgánico que procede de la pirólisis cuyo origen puede ser similar, pero que posteriormente ha pasado por ese proceso de combustión de la biomasa. La dosis y el tipo de compost que se puede aplicar en cada cultivo está regulado, pero este proyecto puede servir para mejorar las recomendaciones, teniendo en cuenta otras consideraciones, como la contaminación que puede conllevar aplicar un tipo u otro de enmienda, o la disponibilidad de cada materia orgánica en distintos países y localizaciones.
Parcelas de trigo de la Finca Muñovela tratadas con las enmiendas orgánicas, a vista de dron./IRNASA.
https://www.irnasa.csic.es/wp-content/uploads/2022/03/51095-scaled.jpg14382560dicythttps://www.irnasa.csic.es/wp-content/uploads/2025/03/Copia-de-Diseno-sin-titulo-1.pngdicyt2022-03-24 16:39:142022-05-12 16:29:50Un proyecto europeo evalúa materias orgánicas para mejorar la salud de los suelos y mitigar el cambio climático
El IRNASA analizará muestras de suelos sometidos a diferentes prácticas agrícolas para ver cómo influyen en la diversidad de hongos y bacterias, que a su vez contribuyen a capturar carbono
DICYT El Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA, centro propio del CSIC) participa en un nuevo proyecto europeo que se enmarca dentro del programa EJP SOIL, un consorcio que busca mejorar la gestión de los suelos agrícolas, de manera que contribuyan a resolver problemas como el cambio climático y la seguridad alimentaria. En concreto, la iniciativa que ahora se pone en marcha se encargará de estudiar el papel que puede tener la diversidad de cultivos durante los próximos cuatro años.
Prácticas como la rotación, con alternancia entre leguminosas y cereales, son habituales en el campo, pero los investigadores quieren probar también cuál es el efecto de otras propuestas, como la siembra de distintas especies vegetales en un mismo campo de cultivo. Con una mayor variedad, “los residuos orgánicos que se aportan al suelo serían más diversos y nuestra hipótesis es que esto repercutiría en el microbioma, en forma de una mayor diversidad de hongos y bacterias, y en la acumulación de carbono”, explica a DiCYT Ángel Valverde Portal, científico del IRNASA que participa en el proyecto.
El objetivo es que los suelos retengan carbono para que este disminuya en la atmósfera, de manera que se reduzca el efecto invernadero y, por lo tanto, la agricultura también contribuya a frenar el cambio climático. “La hipótesis fundamental con la que trabajamos es que la diversidad, tanto de materia orgánica como de los microorganismos que la acompañan, va a aumentar el secuestro del carbono”, apunta el científico. Si los cultivos son variados, habrá una mayor cantidad de microbios que degradan, precisamente, esa materia orgánica, contribuyendo a que el CO2 no se libere en la atmósfera, sino que quede almacenado en el suelo durante más tiempo.
Aunque todavía quedan muchos detalles por cerrar, los científicos trabajarán con cultivos habituales, como la avena, el trigo, la cebada o el maíz. La fertilización y el resto de las prácticas agrícolas serán las habituales, pero en lugar de sembrar una sola variedad de estos cultivos, “las semillas podrían estar compuestas de cuatro o cinco variedades de la misma especie”. Además de buscar esa mayor diversidad de la materia orgánica y de microorganismos, esta propuesta tiene otras implicaciones que pueden resultar beneficiosas para la rentabilidad del campo. “Cuando tienes una sola variedad, te la juegas a una carta, porque en función de sus características, la cosecha puede ser buena o mala un determinado año según las condiciones meteorológicas”, señala Valverde. En cambio, al trabajar con varias aumentan las opciones. “Quizá una de ellas ofrezca poco rendimiento si viene el año seco, pero otras más adaptadas a la sequía, aumentarían los beneficios”, comenta.
En otros casos, la propuesta es que en lugar de dejar una tierra en barbecho (una práctica agrícola tradicional que implica no sembrar para que el terreno se recupere), se podría optar por cultivos de cobertura, que ayudan a que no haya tanta erosión. De esta forma, a la hora de volver a sembrar el cultivo de interés agronómico, también habría aumentado la diversidad microbiana del suelo, ya que a los microorganismos les viene bien que haya mayor diversidad de plantas. Otra posibilidad es combinar diferentes tipos de cultivo dentro de una misma finca.
La labor del IRNASA será realizar el análisis de las muestras de suelos para determinar, precisamente, cuál es la diversidad de hongos y bacterias en cada caso. Otros socios del proyecto realizarán los ensayos en fincas experimentales, aunque aún está por decidir dónde, ya que en esta colaboración internacional participan un total de ocho países, liderados por Suecia. De esta forma, en los resultados entrarán en juego diversas variables, al margen del tipo de cultivo, como el clima y las características de los suelos. Por eso, “los análisis estadísticos también serán fundamentales”, comenta el experto del IRNASA, “crearemos distintos modelos matemáticos para modular la influencia de distintos factores en el resultado final”.
Aunque el objetivo del proyecto se ciñe al estudio de estos factores dentro de una agricultura tradicional, los científicos tienen en cuenta que aumentar la diversidad microbiana también redunda en una mejora de la producción, de forma que haría falta menos fertilizante convencional, un elemento contaminante de aguas y suelos que, además, contribuye a disminuir la diversidad de microorganismos. “La fertilidad del suelo está unida a la diversidad microbiana, pero hay que tener en cuenta que la actividad agrícola más común, con tractores y mucho movimiento de tierras, es mala por ejemplo para los hongos, porque el micelio que se extiende por el suelo en forma de grandes redes se rompe con mucho laboreo”, destaca el investigador. En ese sentido, la tendencia actual implica manipular menos el terreno, realizando una agricultura de precisión a la hora de sembrar, evitando arar en exceso o quemar rastrojos.
En líneas generales, la agricultura tiene un efecto negativo sobre el cambio climático, ya que un bosque captura más carbono que un suelo dedicado a la actividad agrícola. Sin embargo, hay otra vertiente muy importante: hacen falta más alimentos en el mundo. Por eso, es necesario lograr que la producción agricultura sea más respetuosa con el medio ambiente. “La agricultura tradicional ha sido muy buena para la alimentación humana, pero desde el punto de vista medioambiental ha causado daños y proyectos como este buscan soluciones”, comenta el científico del IRNASA.
El proyecto apenas está dando sus primeros pasos, ya que la primera reunión ‘online’ se celebrará la semana que viene. En el futuro, es probable que uno de los encuentros presenciales tenga lugar en Salamanca. El resultado final de los estudios se plasmará en un documento para aconsejar a los agricultores qué prácticas son mejores.
De izquierda a derecha, Cristina Frade Lago, Virginia Gascón Galán, Ángel Valverde Portal y José Mariano Igual Arroyo.
https://www.irnasa.csic.es/wp-content/uploads/2021/11/wheats-6375839-scaled.jpg17072560dicythttps://www.irnasa.csic.es/wp-content/uploads/2025/03/Copia-de-Diseno-sin-titulo-1.pngdicyt2021-11-15 14:54:252022-05-12 16:29:28Un proyecto europeo estudia incrementar la diversidad de cultivos para luchar contra el cambio climático
Tres centros de investigación punteros en la Comunidad de Castilla y León acercarán sus proyectos al público visitante a lo largo de cinco días
CSIC/DICYT La Delegación Institucional del CSIC en Castilla y León participa en Salamaq 2021, feria agropecuaria que se celebra en Salamanca entre el 3 al 7 de septiembre y que ha sido inaugurada hoy por el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, acompañado por el ministro de Agricultura, Luis Planas. Este evento, referencia para el sector agroganadero español y del sur de Europa, incluye a 434 expositores de España, Francia y Portugal en más de 31.000 metros cuadrados.
La investigación científica y la innovación en agricultura y ganadería estarán muy presentes en el recinto ferial de la Diputación de Salamanca, que acoge el evento. Tres centros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Castilla y León directamente relacionados con el sector primario darán a conocer sus proyectos en el stand de la Delegación Institucional del CSIC en la comunidad: el IRNASA (Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca), el IBFG (Instituto de Biología Funcional y Genómica), también de Salamanca, y el IGM (Instituto de Ganadería de Montaña) de León.
A cada centro le ha sido asignado un día para presentarse: el sábado, el IRNASA compartirá con el público sus estudios relacionados con agricultura ecológica, análisis de suelos y parasitosis, entre otros temas; el domingo, los investigadores del IBFG nos hablarán de sus proyectos con levaduras, especialmente ligados con sus investigaciones sobre los procesos vinificación y panificación; y el lunes, el IGM expondrá sus tres líneas generales de investigación: nutrición y producción de herbívoros, sanidad animal y sistemas ganaderos y uso del territorio. Los dos días restantes de la feria, viernes y martes, estarán dedicados a presentar la actividad de estos tres centros del CSIC en Castilla y León en su conjunto.
Un microscopio conectado a una pantalla permitirá que el público pueda observar en directo muestras de parásitos, microorganismos o tejidos vegetales, entre otros materiales de interés. Los espectadores podrán tratar de adivinar qué están viendo en la pantalla o de resolver las preguntas que adornan el techo del stand en forma de pequeños paneles colgantes. Además, se reproducirán vídeos divulgativos para explicar el trabajo realizado por los tres centros de investigación y varios paneles y carteles proporcionarán información sobre la actividad del CSIC en general y su trabajo en el área de ciencias agrarias, y sobre los centros de investigación de la región. Este año, como respuesta a la excepcional situación sanitaria, los panfletos informativos han sido sustituidos por códigos QR, que permitirán a los espectadores acceder a los sitios web de los centros para obtener más información, y no se realizarán talleres que impliquen contacto físico por parte del público.
La Delegación Institucional del CSIC en Castilla y León participa en Salamaq 2021 en el marco del proyecto ‘Científicas y Cambio Global. Programación de la Red de Cultura Científica del CSIC’, que cuenta con la colaboración de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) del Ministerio de Ciencia e Innovación y está coordinado por el área de Cultura Científica del CSIC.
https://www.irnasa.csic.es/wp-content/uploads/2021/11/50285.jpeg15362048dicythttps://www.irnasa.csic.es/wp-content/uploads/2025/03/Copia-de-Diseno-sin-titulo-1.pngdicyt2021-09-03 10:41:002021-11-05 11:33:30La Delegación Institucional del CSIC en Castilla y León muestra sus innovaciones en Salamaq 2021